El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

LA PARTICIPACIÓN SOCIAL EN PROGRAMAS DE HÁBITAT Y MICROEMPRENDIMIENTOS COMO EJERCICIO DEL DERECHO A LA CIUDAD EN ROSARIO (ARGENTINA) Autores: Lic. Marta Basuino, Lic. Nora Gancedo, Lic. Juan Paz, Auxiliares estud. Sabrina Berna!, Leopoldo Duarte Instituto: Equipo para el Estudio de la Vivienda (EPEV) Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño/ Universidad Nacional de Rosario - Argentina E-mail: nbgancedo@fibertel.com.ar En un proceso de intervención direccionado hacia el mejoramiento del hábitat es necesario reconocer a los sujetos sociales que constituyen el entramado del espacio urbano. En este sentido se acuerda con Enrique Leff (1998:241) al considerar al hábitat como "espacialidad de una sociedad y de una civilización, donde se constituyen los sujetos sociales que diseñan el espacio geográfico apropiándoselo, habitándolo con sus significaciones y prácticas. con sus sentidos y sus sensibilidades, con sus gustos y sus goces" . Al recuperar la territorialidad como lugar de construcción de la vida cotidiana de los sujetos y como espacio privilegiado para la participación y organización de los sectores populares, iremos vislumbrando algunos de los aciertos y desaciertos que hoy transitan las políticas públicas referidas al hábitat social. Asi como también recuperaremos las voces de los diferentes actores que intervienen en dicho proceso; logrando establecer propuestas que se relacionen más con las verdaderas necesidades y demandas de la gente y no tanto con "ideas abstractas" de quienes diseñan éstas políticas. Por esto, es necesario recortar el territorio al lugar inmediato , al barrio, donde se conforma y consolida la identidad y las redes de solidaridad que posibilitan las trayectorias personales y los procesos relacionales basados en dos ejes fundamentales: la educación y el trabajo. Acordamos con Ariel Gravano (2004:43) en que " el barrio aparece (..)como realidad tangible y material y como parte del imaginario; como práctica y como representación, como valor cultural, identidad colectiva, especificidad espacial, polo de disyunción ideológica y sede social de las más variadas relaciones y dinámicas. Podemos aglutinar tres sentido de lo barrial: a) el barrio como componente de la reproducción material de la sociedad. como espacio físico, parte de la ciudad; b)el barrio como identidad social, atribuida y adscripta por los actores sociales; y c) el barrio como símbolo y conjunto de valores condensados y compartidos socialmente" El barrio debe aparecer vinculado física y simbólicamente con la ciudad como totalidad. Todos los habitantes de la ciudad tienen el derecho a permanecer en el lugar de sus relaciones sociales, de la identidad , de la historia y memoria colectiva compartida, así como a defender el patrimonio cultural construido que los particulariza y da sentido a su identidad. Cardarelli y Rosenferld (1998) sostienen que los modelos de participación "socialmente aceptables", que se despliegan en esferas localistas (generalmente barriales), a la manera de "solidaridades próximas", pueden resultar altamente positivos para los grupos beneficiarios tanto en el plano de la satisfacción de ciertas demandas y necesidades, como en el de la construcción de identidades individuales y colectivas. En ocasiones y a pesar del control social que animan a los agentes convocantes, estas modalidades acotadas de participación pueden transformarse en acciones colectivas con mayor capacidad de agregar intereses y de demandar espacios decisorios más estratégicos. Siguiendo este planteo consideramos necesario retrabajar la participación, tomándola no sólo como un mero enunciado teórico. En este sentido " la centralidad de la participación en el discurso vigente de la programación social se pondrá en debate. bajo la constatación de que gran parte de "las participaciones" que se promueven al interior de los territorios de la pobreza se ubican en la periferia del sistema de decisiones políticas y económicas. (Cardarelli 1998: 20.). Esta premisa es refrendada por Víctor Pelli (1997 ) quien sostiene que la participación sostenida en los programas instrumentados en los años noventa distó mucho de significar un reconocimiento de los derechos políticos de los habitantes como "decisores , controladores • organizadores y opinadores sobre las definiciones básicas de los problemas y de las soluciones habitacionales instrumentadas La participación del habitante no cuenta de esta manera con espacio para ejercerse genuinamente y se reduce a una versión atrofiada limitada en la 2

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