El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

El objetivo principal, planteado desde el Gobierno local fue "alcanzar una ciudad más equilibrada, más equitativa y más saludable. Una ciudad en la que sus habitantes puedan alcanzar en plenitud la categoría de ciudadanos, en un pie de igualdad en oportunidades y expectativas" 3 4. El rol del ciudadano Si bien es cierto que el mercado es incapaz de garantizar por si solo una tarea de coordinación social pensamos en el Estado como única instancia capaz de garantizar un umbral mínimo de ciudadanía social. Con la idea de "Estado solidario" algunos autores, como Pablo Gerchunoff4, apuntan a asegurar un piso de ciudadanía social con un Estado democrático. Ahora bien, ¿cómo hacer para que esa garantía de umbral de ciudadanía social no implique una recaída en el clientelismo y el paternalismo?. La primera consideración es que el paternalismo y el clientelismo son fenómenos corrientes en las sociedades de exclusión, de modo que no es un peligro que aceche a la solidaridad sino que convive ya con nosotros en el interior de nuestro país. La dicotomía Estado- mercado no ayuda a identificar la relación entre ambos términos, porque entre Estado y mercado hay siempre un sistema complejo de mediaciones sociales e institucionales y lo que realmente define la naturaleza de una sociedad no son tanto el mercado ni el Estado, sino las características de este entramado que algunos llaman sociedad civil. Hay dos conceptos que no están desvinculados: ciudadanía y democracia. Por definición una democracia es una sociedad de ciudadanos. En síntesis: la noción de solidaridad, por lo dicho anteriormente, está relacionada íntimamente a la noción de democracia; y no es incompatible con la noción de mercado porque ésta no funciona en el vacío y todo depende del régimen social de acumulación que se configure y del modo en que se articule con el régimen político de gobierno. Pero para entenderlo y poder actuar en consecuencia, hay que superar las dicotomías. En la realidad, la situación de nuestros sectores más pobres exhibe suficientes muestras de que sus carencias no se limitan a la falta de disponibilidad de bienes y servicios básicos, que efectivamente padecen. La realidad de su vida y de su presencia en nuestras sociedades exhibe otras categorías de carencia: carencia de poder de gestión y negociación y carencia de inserción social satisfactoria o equitativa. En el caso de Rosario, la premisa planteada por el Estado de acentuar la participación y el involucramiento de instituciones y ciudadanos en la construcción del modelo de ciudad deseada, se puede apreciar desde la formulación del Plan Estratégico Rosario (PER). Efectivamente, 25 instituciones formaron parte de su junta promotora, de las más de 100 del Consejo General. Así mismo el Plan generó diversos espacios de trabajos que convocaron a especialistas, docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Rosario y personas de distintos ámbitos de la vida ciudadana; en total 4838 personas participaron en el proceso de elaboración del PER. Como ya indicamos de este plan se derivan otras acciones como el Programa Rosario Hábitat, el Programa de Agricultura Urbana, el Presupuesto Participativo y el Plan Estratégico Metropolitano (PEM). En el caso de los dos primeros, que están destinados a los sectores de menores recursos de la ciudad, debemos indicar que la participación es una premisa central, pero que es activamente desarrollada por 3 Municipalidad de Rosario (1996). 4 Citado por Quiroga, Hugo e lazzetta, Osvaldo (1997).

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