El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social
poder comprobar explícitamente la efectividad del mismo si se quiere contar con apoyo y credibilidad para futuras financiaciones, especialmente si éstas provienen de fondos internacionales. Esta preocupación por rendir cuentas a la sociedad, y sobre todo al propio destinatario de la acción, es bastante reciente. De algún modo se ha asignado a la evaluación de programas el rol de captar, por vía de un análisis sistemático y objetivo, los resultados de los programa que se implementan asi como el grado en que éstos realmente satisfacen las necesidades de los destinatarios. b) Exigencias de desempeño eficiente: los organismos públicos y privados ejecutores de programas sociales no están excluidos de las responsabilidades técnicas y políticas de una administración eficiente. La restricción del gasto macroeconómico y la consecuente rebaja de los presupuestos destinados a programas sociales en las últimas décadas, ha obligado a que los mismos se desarrollen con presupuestos acotados y mediante manejos transparentes en el uso de los recursos. Por otra parte, las instancias que apoyan financiera o técnicamente a los gobiernos para la ejecución de programas, condicionan sus aportes a una comprobación de desempeño eficiente de los organismos ejecutores. Según datos del BID, entre el 1981 y 2001, la proporción de proyectos financiados con "problemas serios" se había incrementado del 11% al 20%. Publicaciones más recientes, sugieren que una significativa proporción falla en el logro de los objetivos, y que gran parte de ellos no contienen los elementos básicos requeridos para el monitoreo, control o evaluación de sus resultados. Así los gobiernos siempre renuentes a evaluar y dar a conocer los resultados de sus acciones, se encuentran actualmente presionados por las exigencias de los organismos financiadores para generar buena información sobre la marcha de los proyectos y su entorno de desarrollo, exigencia que intenta contribuir a una buena gestión y favorecer una mayor transparencia en la utilización de los recursos públicos. c) Aprendizaje y desarrollo: Otra importante razón por la cual la evaluación ha sido incorporada como etapa indispensable en la ejecución de programas sociales y habitacionales, resulta la búsqueda del perfeccionamiento de los procesos de toma de decisiones, a fin de mejorar la calidad de las intervenciones futuras. Los procesos de intervención en el hábitat son de naturaleza lenta, y resulta necesario obtener retroalimentación para readecuarlos, mejorando los niveles de eficacia y eficiencia, adaptándolos a las necesidades siempre cambiantes y no homogéneas de los destinatarios. Los parámetros de eficacia y eficiencia utilizados en décadas han ido variando en los últimos años. Desde la esfera del Estado, se encuentra el desafío de superar las prácticas asistencialistas que dieron origen a las relaciones clientelares, donde el objetivo más importante es la publicidad del acto de otorgar. También existe el desafío de modificar las prácticas provenientes del sector privado, tradicional proveedor de servicios habitacionales estatales para usuarios anónimos y poco exigentes, producidos en su mayoría en marcos de gran corrupción que no garantizaban una dimensión real de costos. Por otra parte, desde los gobiernos locales en cuyas ciudades se asentaron estos servicios, se ha comenzado a superar la tradicional lógica clientelar que llevaba a aceptar acríticamente las "bendiciones" del poder central. De una noción de éxito circunscripta a la producción de parámetros cuantitativos, niveles de costos o estándares de calidad material se transita ahora hacia exigencias más complejas de promoción de procesos socio-habitacionales y urbanos cualitativamente satisfactorios y sostenibles que involucren a los diversos actores sociales involucrados en la construcción de la ciudad. Se tienen en cuenta bajo esta nueva postura, no sólo la información cuantitativa sino también cualitativa, relacionando estos datos con la diversidad de situaciones, potencialidades y desafíos que en cada contexto específico influencian en el éxito o el fracaso de los programas socio-habitacionales o urbanos implementados (GARGANTINI, D– MARTÍNEZ, D- ROMERO, P, 2001) Unido a estas áreas y ante el rendimiento, ciertamente escaso de las tradicionales políticas urbanas y modos de planificación, un nuevo direccionamiento surge a partir del objetivo de la sustentabilidad o desarrollo sustentable o sostenible, que comprometa la productividad, la gobernabilidad y la habitabilidad, dentro de una perspectiva ambiental y con el mayor grado de participación ciudadana posible. Bajo este requerimiento se entiende como desarrollo sustentable o sostenible de una gestión urbana al tipo de desarrollo que distribuye servicios básicos ambientales, sociales y económicos a todos sin comprometer la viabilidad de los sistemas ecológicos y comunitarios de los que tales servicios dependen Ponencia V Jamada Internacional de Vivienda Social - Mgtr. Arq. Daniela Gargantini- Arq. Joaquín Peralta 3
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