El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

consecuencias directas para las mujeres que trabajan: descuentos de horas no trabajadas, despidos, cuando de su presencia depende el cumplimiento del horario de trabajo de otra mujer, que delega en ellas el cuidado de sus hijos y actividades domésticas. Situación que se traduce en limitaciones para la búsqueda de mejores opciones laborales, capacitación, vínculos sociales, recreación y en consecuencia el deterioro de la calidad de vida. La única línea que pasa por acá es el 50. ¡Es un desastre! Si trabajas de mañana, como yo, tenés que irte hasta la entrada del barrio, porque después no sube a nadie más. Y si lo perdiste, tenés que esperar 45 minutos! (Maria, 51 años, 5 hijos, empleada publica) La localización en la periferia urbana distante de las fuentes de trabajo, la carencia de servicios básicos y la inexistencia o ineficiencia de otros servicios urbanos, se revelan como factores claramente perjudicial de la calidad de vida de las mujeres del asentamiento. Tal como lo expresara Massolo:"Esta inadecuación entre la localización de las necesidades y la localización de las actividades urbanas, supone para la mujer largos desplazamientos, con altos costos económicos, mayor insumo de tiempo y un incremento del esfuerzo físico de su jornada laboral, existiendo una disociación espacial entre el lugar en el que viven, la localización de los equipamientos y el trabajo asalariado cuando lo tienen". • En este sentido, afirma Feijoó: "La retirada del Estado de sus funciones sociales exige especialmente a las mujeres hacerse cargo de la responsabilidad de satisfacer las necesidades básicas. Deben iniciar un camino de reducción de consumos, abandonar hábitos, llevar adelante un conjunto de estrategias nuevas y creativas, ingeniarse para solucionar dificultades cotidianas" 7 Este aumento de las tareas femeninas provoca consecuencias en dos sentidos: 1) Privatización de actividades con un aumento de tiempo dedicado en las tareas domésticas. 2) Publicación de las relaciones sociales en tanto exige una mayor participación de las mujeres en "una tercera jornada" en relación con la ciudad. Esto es, esa jornada de tareas, tiempos, desplazamientos, iniciativas y acciones que las mujeres dedican a la gestión y resolución de las carencias, demandas y problemas en torno de la posesión del suelo urbano, los servicios y equipamientos colectivos. Las mujeres se ven simplemente obligadas a responder por la sobrevivencia no sólo de ellas mismas y de sus familias, sino también de la comunidad. Por su rol tradicional asignado de protección y cuidado deben asumir todas las problemáticas que devienen de los miembros de la familia y también de la comunidad en relación al espacio urbano. En este sentido, esta presencia y acción de las mujeres en los movimientos vecinales suponen el refuerzo de su rol doméstico tradicional en la medida en que las luchas por los consumos colectivos implican una extensión directa del rol doméstico al mundo público. La idea es enfatizar que las mujeres pobres que habitan los barrios y asentamientos segregados de los beneficios del "progreso" urbano agregan, asumen y compaginan actividades, tiempos y energías adicionales a las jornadas de trabajo reproductivo domestico y de obtención de ingresos monetarios. Es decir, son los triples roles: reproductivo, productivo y de gestión comunitaria que desempeña el género femenino y que normalmente están excluidos o desconocidos en las políticas urbanas, los programas de financiamiento y construcción de vivienda de bajo costo. Es interesante advertir cómo ciertas transformaciones que, en su momento, implican un mejoramiento en las condiciones de vida de las familias - "el pasaje del barrio autourbanizado al barrio con veredas, cordones y calles"- crean, al mismo tiempo, las condiciones para la sujeción de la mujer. De ser eso cierto, cabría preguntarse hasta qué punto, determinados cambios en los soportes materiales de vida de las familias del asentamiento, en un sentido reformista de promover un mayor bienestar y una mayor estabilidad, no entran en conflicto con los intereses de la mujer, desde el punto de vista de un análisis de género, reforzando la división por sexos de trabajo productivo y reproductivo, cuyas relaciones no son evidentes a simple vista. A modo de cierre. 6 Op. Cit Feijoó, Maria del Carmen. Alquimistas en la crisis. Experiencias de mujeres en el Gran Bs. As. UNICEF. Argentina. 1991 9

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