El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

Así, unidades familiares de composición heterogénea adquieren estas viviendas estandarizadas y precarias. Una diversidad de necesidades y trabajos tienen que adaptarse, en un primer momento, a un espacio que en la práctica cotidiana de la reproducción y dependiendo de la disponibilidad de recursos y otros factores, va adquiriendo otras proporciones y dimensiones. Consumir este espacio, usarlo como el lugar del trabajo domestico, supone retos que son afrontados tanto individual como colectivamente. En este contexto, los proyectos de vivienda no consideran en su diseño mas que las necesidades apretadas de una familia nuclear. sin tomar en cuenta- en las reducidas dimensiones de las propuestas– ni la necesidad de espacios integrados, ni la posibilidad de trabajo productivo en el hogar, ni las aspiraciones o diferencias culturales, ni la organización del uso de los espacios sociales. Desde el punto de vista de la legalidad formal, tomando el caso de posesión de bienes, en especial tierra y vivienda, la persistencia de "los usos y costumbres" hace que, comparativamente, las mujeres consultadas tengan menos propiedad de la tierra que los hombres y cuando la tienen, suelen poseer menores cantidades y parcelas menos atractivas. El agrimensor le pregunto a mi vecino como dividiríamos la tierra y al final.... yo me quede con un terrenito de 150 mts2 y mi vecino con uno de 250... (Viviana, 34 años, 4 hijos, cuentapropista) Asimismo, la preferencia por los varones en las prácticas de herencia, el sesgo masculino en los programas estatales de distribución y titulación de las tierras y el sesgo de género en el mercado de tierras, en el que es menos probable que las mujeres participen exitosamente como compradoras, niegan a la mayoría de ellas derechos efectivos a la tierra. En este contexto difícilmente las mujeres recibirán su parcela en caso de separación de hecho o repartición de bienes. Efectivamente, la falta de garantías en el acceso a la titularidad de la tierra y la vivienda en equidad de condiciones para hombres y mujeres, constituye, sin duda la vulneración de los derechos de las mujeres integrantes de hogares de composición variada, convivientes con un compañero eventual, padres u otros familiares. En políticas habitacionales de este tipo, son válidas ciertas consideraciones en cuanto a la ausencia de aquellos servicios básicos priorizados por nuestras consultadas: guarderías, escuela y centro de salud. En tal sentido, la carencia de guarderías, en particular durante los primeros años de vida de los hijos, tiene sin duda consecuencias sobre la movilidad de las mujeres, y en especial de las más pobres, impactando la posibilidad de generar sus propios recursos, su autonomía y desarrollo en general. Igualmente, la falta de escuela en el radio de 20 cuadras, implica el incremento de tiempo y esfuerzo para acompañar a los niños a centros educativos distantes del asentamiento, siendo las mujeres, fundamentalmente las encargadas de hacerlo. Del mismo modo la posibilidad de capacitarse, como así también acceder a lugares de recreación fuera del propio barrio, impacta fuertemente en las mujeres de todas las edades y particularmente en las más jóvenes. ¡No, en esta escuela es imposible. No hay más bancos. Mis hijos van a la del centro. Los acompaño yo en colectivo porque son muy chicos para viajar solos! (Lucia, 40 años, 6 hijos, ama de casa) No obstante, el déficit de equipamiento sanitario en general, implica para las mujeres del barrio trasladarse a hospitales públicos cuya distancia sumada a la falta de transporte, ante una emergencia implica muchas veces consecuencias irreversibles. En este sentido, afirma Falu A. "(...) la educación, la sanidad, la atención a las personas mayores o disminuidas son algunos de los ejemplos característicos de cómo la distribución de "recursos de consumo colectivo· da por supuesto que la necesidad de algunos servicios se satisfará desde el propio ámbito familiar; presupone además que algún miembro de cada familia, es decir, alguna mujer, estará disponible o dispuesta para proporcionar o complementar los servicios necesarios". 5 Desde el punto de vista adoptado es posible aún distinguir otro fuerte condicionante para la vida de las mujeres: el transporte público. La frecuencia y horarios de transporte, como así también el hecho de estar subdimensionado en cuanto a la densidad poblacional de los barrios que sirve, implica Falu, A y Rainiero L. "Hábitat urbano y políticas publicas. Una perspectiva de genero· en "Desde las orillas de la política. Genero y poder enAmérica Latina· de Luna/ Vilanova. SIMS. Universidad de Barcelona. 1996

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