El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

que conforma la realidad de la vida urbana. Si analizamos los paradigmas en que se basan las políticas habitacionales y el desarrollo de acciones de hábitat, podemos observar que planificadores, arquitectos y políticos caen en la reproducción y reafirmación constante de dos estereotipos básicos. Verse a si mismos planificando para "la gente", asumiendo un mundo ideal en el que los sectores populares urbanos se suponen homogéneamente constituidos por familias nucleares de padre, madre e hijos. Y que estas familias nucleares que compondrían el cuadro social en forma homogénea, también responden a otro modelo ideal abstracto que se refiere a la división sexual del trabajo. En esta visión ideal de la realidad, las familias estarían conformadas por un padre-trabajador (hombre-productor) y una madre- responsable del hogar y los hijos (mujer- reproductora). Se conforma así un prototipo arquitectónico de carácter instrumental del espacio en tanto tecnología de poder. "Nos referimos a un cierto modelo de excelencia en razón del cual se definen estándares de satisfacción y se construye la noción de déficit, se razona la ecuación entre unidad familiar/ familia nuclear/ unidad de vivienda/ insuficiencia presupuestaria/ diferenciación de áreas exclusivas para dormir, un paradigma cuya hegemonía es tan sólida, tan evidente que se impone como criterio de realidad indiscutido" Rigotti Ana Maria, 4 Preocupa subrayar la importancia de la definición del espacio privado y publico en tanto soporte material, sustento de relaciones de poder arbitrarias entre y sobre los sujetos, asignaciones asimétricas de rasgos y capacidades entre hombres y mujeres. A pesar de que existen análisis finos en proceso lo antes apuntado refuerza la idea de que las políticas habitacionales, renovadamente promovidas por el Estado y reconfirmadas por la práctica proyectual de los técnicos, basadas en procesos de "jerarquización sexual anclados en esencialismos biológicos", adjudican la unidad domestica a un hombre-padre como responsable del ingreso familiar, poniendo de manifiesto lo representado en las políticas publicas en general: la omisión de la mujer en la gestión del hábitat. Por tanto, el diseño del barrio y de la vivienda no solo conspira contra la organización del trabajo reproductivo, sino que tampoco contempla áreas de trabajo dentro de ella. No se proveen áreas seguras para los niños, ni se alienta una socialización accesible, no especulativa del trabajo domestico. Su localización periférica constituye una discriminación de hecho respecto a la accesibilidad de los lugares de trabajo, el transporte, los servicios de salud, educación, aprovisionamiento. Por otra parte, los mecanismos de planificación y adjudicación provocan la ruptura de los lazos de solidaridad de los barrios de origen, al tiempo que las distancias conspiran contra la continuidad de la solidaridad y asistencias familiares en un sentido amplio. Todo esto afecta al hombre que trabaja, si es que existe. Pero en el caso de la mujer, multiplica y dificulta en extremo el manejo de su tiempo y de su energía para hacerse cargo del trabajo fuera y dentro del hogar simultáneamente. El espacio construido. Realidades de uso. Como se expresara en otra oportunidad, cuando los planes pasan de la etapa de formulación a la de implementación, se evidencia aún más el empalme entre espacio y experiencias cotidianas; condiciones materiales y relaciones sociales, al poner de manifiesto que las políticas habitacionales no son "genéricamente neutras", sino que inevitablemente inciden en la reproducción de las relaciones sociales entre los sexos. Correspondería entonces, realizar una interpretación critica del proyecto de urbanización implementado en el Barrio Nueva Esperanza en el marco de PRO.ME.BA . contando con una visión global de los principales acontecimientos que se sucedieron en el lapso de la experiencia. En cuanto a las familias a relocalizar, la asignación de una vivienda básica de menores dimensiones en relación a la actual vivienda, derivó en situaciones de hacinamiento agravadas por la dificultad de realizar ampliaciones. En tal sentido cuestionaba Maria: ¿ Cómo vamos a dormir, comer, estudiar, trabajar, en fin.... todo en el mismo Jugar? ¿Hay posibilidades de que no me trasladen? (Maria, 39 años, 4 hijos, ama de casa) RigottiAna Maria. La vivienda y lo domestico. Redefiniendo el hábitat obrero a principios de siglo. En Las mujeres y la vida de las ciudades. Instituto Internacional del Medio Ambiente y Desarrollo. Bs. Aires. Argentina. 1997

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