El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

de las mujeres entrevistadas manifestó participar en alguna organización de la sociedad civil frente a un 46% que no lo hace. El espacio real. Mujer: dueña y garante de la vivienda. La vida cotidiana de las mujeres y el trabajo doméstico, al igual que todo proceso de trabajo, tienen también su materialidad. Tal materialidad se resume o condensa en el barrio y en las características físicas de la vivienda, como espacio privilegiado para el desarrollo de las funciones de reproducción familiar y cotidiana. Desde este enfoque, una primera aproximación permite confirmar en el Barrio Nueva Esperanza las deficiencias en la habitabilidad de la construcción relacionadas a la calidad de los materiales, estado de conservación, iluminación, ventilación, descarga de agua y provisión de la misma. Los estudios confirman que sobre un total de 59 viviendas correspondientes a la muestra el 39 % de las familias se encuentra habitando viviendas inconvenientes. Dentro de este contexto general el 36% de las viviendas están marcadas por un hecho: no disponen de retrete con descarga de agua y solo el 8.5% no cuentan con provisión de agua por cañería dentro de la misma. La brecha se amplia mas aun cuando se pasan a considerar las deficiencias en el diseño de la vivienda relacionadas a la superficie construida, el número de piezas y su distribución interna. Existe una amplia evidencia proporcionada por el hecho de que las viviendas del barrio Nueva Esperanza son de muy mala calidad, lo que hace más difícil la labor de las mujeres. Viven en el medio del hacinamiento, la falta de ventilación, fogones rudimentarios. camas toscas, acumulación de basuras en los alrededores, con cortes permanentes de luz y agua, sin un trazado circulatorio ordenado, carente de servicios sanitarios. Esto unido a que en la mayoría de los casos los terrenos no son suficientemente aptos. por lo que se vuelven vulnerables a situaciones climáticas adversas. Aspectos todos estos que se revelan como factores claramente perjudiciales de la calidad de vida de las mujeres del barrio, multiplicando y dificultando en extremo el manejo de sus tiempos y energías para hacerse cargo del trabajo fuera y dentro del hogar simultáneamente. Mujeres y espacio urbano. Las mujeres del barrio Nueva Esperanza tienen con su entorno comunitario, una relación de dependencia esencial para la sobrevivencia. Los estudios confirman a las mujeres como las principales usuarias de la vivienda, del barrio, de los equipamientos colectivos, pero este "uso" aparece ligado fundamentalmente a la reproducción de la vida familiar -salud, trámites, abastecimiento, etc.-, respondiendo fundamentalmente al rol de mediadoras de las necesidades que les conciernen. Ciertamente la actuación de la mujer en el espacio exterior tiene sentido a partir de las actividades, responsabilidades y personas del espacio interior. Como lo revela el estudio, las mujeres consultadas fueron concluyentes al momento de expresarse sobre el grado de satisfacción en el uso de los equipamientos presentes en el barrio. El 66% se pronunció disconforme o "poco satisfecha" y el 19% nada satisfecha en relación a la accesibilidad, cobertura y utilización de los servicios existentes en la zona El déficit y deterioro de equipamientos sanitarios y servicios sociales en general asociados a la disponibilidad de uso (74%), la mala distribución geográfica y social (18%), y los costos (8%) aparecen como los causales de dicha disconformidad, lo cual supone para la mujer largos desplazamientos, con altos costos económicos, mayor insumo de tiempo y un incremento del esfuerzo físico de su jornada laboral. A la localización mediata del equipamiento urbano, se suman el déficit del transporte público, como medio indispensable para acceder a otros servicios urbanos, elemento que contribuye a segregar a las mujeres en el barrio y en sus hogares. desalentando y obstaculizando posibilidades que mejoren su calidad de vida, aspectos todos estos que aumentan la jornada de las mujeres quienes compaginan actividades, tiempos y energías adicionales a las jornadas de trabajo reproductivo doméstico y de obtención de ingresos monetarios. El espacio proyectado. El cruce de dos lógicas. Desde la formulación del proyecto, "el espacio de la casa y del barrio" son el resultado del cruce de dos lógicas distintas, "la oficial-institucional" que se remite a criterios de "técnica" desde el punto de vista de los planificadores, especialistas en las cuestiones de la ciudad y la de "la vida cotidiana de las mujeres", que impone un ciclo espacial distinto y transforma en la práctica usos y funciones.

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