El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

La perspectiva de derechos en las políticas sociales y habitacionales en América Latina Raúl Femández Wagnerl UNGS 12007 No obstante, algunos documentos recientes de técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID} abogan por una reconsideración del papel del estado en relación al desarrollo de una política social basada en la protección de derechos. Argumentan la importancia de realizar un aprendizaje de la historia, impulsar una rejerarquización del Estado, avanzar en una descentralización más cuidadosa, en el abandono de las políticas focalizadas (sobre todo por carácter estigmatizante). Esta propuesta propugna una vuelta a un universalismo de nuevo tipo denominado "universalismo básico" (Andrenacci L. & Repetto F., 2006). Es interesante detenernos en los principios que allí se impulsan, los cuales contemplan 14 : a) La expansión de la cobertura de la protección social debe tender a incorporar efectivamente a todos los ciudadanos a la garantía pública de un conjunto de servicios básicos socialmente definidos como relevantes. b) La elevación de la calidad de los servicios sociales accesibles a todos los ciudadanos debe contribuir efectivamente a reducir los diferenciales de condiciones de vida entre sectores y territorios. c) La política asistencial debe partir de una adecuada comprensión de las estructuras de riesgo que comporta la matriz macroeconómica de los países latinoamericanos y de la naturaleza de sus desigualdades, de modo tal que las estrategias de focalización y los diseños de programas contribuyan efectivamente a la elevación de las condiciones de vida y la incorporación de individuos y grupos más vulnerables en dinámicas virtuosas de inclusión económica, política y cultural. d) La política social universalista no puede ser pensada sólo como sistema o estrategia de entrega de servicios sociales, sino como una matriz integrada que incluye la estructura fiscal que la financia, así como los sistemas de transferencia, correspondencia ciudadana y distribución efectiva del ingreso que comporla entre sectores. e) La política social universalista es inseparable de estrategias de política económica capaces de democratizar el acceso a oportunidades en el mercado de trabajo formal. f) La estructura institucional de la política social (estatal-privado-tercer sector) tiene como objetivo principal la garantía de la cobertura, calidad y eficacia de los servicios, así como del carácter estratégico de la focalización, mediante una concepción ampliada de lo público, independientemente de las soluciones puntuales que cada realidad nacional o sectorial impliquen. g) Las políticas sociales universalistas deben contribuir a la consolidación de imaginarios de igualdad y solidaridad ciudadana entre sectores y territorios. Sin esos imaginarios socialmente construidos y democráticamente consensuados, cualquier política es socialmente inestable. En estas consideraciones -que en gran medida se podrían compartir- serían no obstante "tibias" a la hora de encarar la cuestión de la redistribución. Por ello hablan de "universalismo básico" en lugar de "universalismo" a secas, pues así pareciera un "universalismo" limitado, recortado o al menos condicionado. Por ejemplo en el punto (d) donde se menciona "distribución efectiva del ingreso" se lo hace como una cuestión de la política en si (centrada en su financiamiento) pero no aboga sobre las cuestiones estructurales. Pareciera insuficiente para alterar las claves de la apabullante concentración de riqueza (en pocas manos) que ha sido posible mediante un despliegue de mecanismos (particularmente financieros) que es necesario modificar, si se quiere ir mas allá de una política social apenas compensatoria o, como algunos 14 El resaltado es nuestro. [10]

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