Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

TRES REFORMADORES IJ lecto, en lo que se medirá la austeridad del saber. Vemos en nuestros días los regocijantes efectos de esta materia lización d e la ciencia y la admi- rable indigencia intelectual que el progreso, ad- mirable en sí mismo, de la e specialización técni- ca y de los procedimientos operatorios es capaz de procurar, cuando la llama sigue siendo débil, sobre la cual se lanzan montones de leña verde . 10.-El carácter más profundo del conoci- miento ,mgélico, no es ser intuitivo o ser inna- to; es ser independiente de las cosas. Las ideas de los espíritus puros no tienen proporción con las nuestra!! . No concurriendo a la verdad de las cosas sino en la verdad misma de Dios, estas ideas infusas constituyen una semejanza creada y como una refracción en el intelecto angélico, de las ideas divinas y de la luz increada, en don- de todo es vida; de tal manera que ellas repre- sentan a las cosas en cuanto estas mismas deri- van de las ideas divinas, puesto que los ángeles han recibido, desde el primer instante, el sello de la similitud, que los ha hecho ricos en sabidu- ría y perfectos en belleza -tu signacu!um simi- litudinis, plenus sapientia et perfectus decore (a)-, y puesto que Dios, según la expresión de San Agustín, ha producido las cosas inteligi- blemente en el conocimiento de los espíritus, an- te! de producirlas realmente en su existencia propia. !•) l!:ae<'h, X\'111 IZ

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