Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
JACQUE S MARITAIN mento por el cual se llega a su propia perfección, que es la vida de la inteligencia, y la contempla- ción de la verdad, entonces, puesto que es nece- sario que el cuerpo sea para el alma, y no la in- versa, el cuerpo y los sentidos no pueden estar allí sino para proporcionar al alma --que no ne- cesita sino de ella misma y de Dios para pen- sar-, el medio de poner prácticamente a su ser- vicio la tierra y toda la naturaleza material : lo que coloca el bien del alma en la dominación del universo físico. Este, que entero vale menos que un espíritu, le hará pagar cara esta falta de orden. ¡ Angel con guantes de acero que prolon- ga su acción soberana sobre el mundo de los cuerpos por medio de los innumerabels brazos de la mecánica I Pobre ángel que hace girar el molejón, sujeto a la ley de la materia y que lue- go caerá desmayado bajo las terribles ruedas de la máquina, derrumbada, descompuesta. .. 9 .-Pero volvamos a la teoría cartesiana del conocimiento. Si nuestro conocimiento es como un fluír de la verdad creadora en nuestro espí- ritu creado, si la sabiduría, cuyos gérmenes inna- tos llevamos en la naturaleza de nuestra alma, es un puro despliegue de nuestro entendimien- to, la ciencia humana debe ser una, a consecuen- cia de la unidad misma de nuestro entendimien- to: no más diversidades específicas de la cien- cia. Y por ende no más diversidad específica d~ las luces que reglamentan el juicio, no má s gra-
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