Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REFORMADORES 61 todo lo que es "extrínseco" a nosotros es la destrucción y la muerte de nuestro interior. Y todo "medio", que el sentido común considera como uniendo lo interno y lo externo y hacién- dolos comunicarse, es en realidad un "interme- diario" que los separa: así, para el individualis- mo protestante moderno, la Iglesia y los sacra- mentos nos separan de Dios; así, para el subje- tivismo filosófico moderno, la sensación y la idea nos separan de lo real. ¡Yo no digo que Lutero haya formulado tal principio; muy lejos de eso I Al contrario, tenía personalmente una concepción de la vida excesivamente dogmáti- ca y autoritaria, y no tenía nada de un libe- ral. Pero digo que es él quien, prácticamente, hizo pasar este principio en el pensamiento mo- derno bajo una forma muy particular y aun teol6gica, levantando la Fe contra las obras, el Evangelio contra la ley, y quebrantando de he- cho esta misma Fe de la cual esperaba la salva- ción, seudo fe herética qu~ debía fatalmente re- ducirse poco a poco a lo que ha llegado a ser en muchos protestantes de nuestros días, a un arranque de angustia y de confianza hacia no se sabe qué, salido de las profundidades del yo. Lo que hay aquí de admirable, es que este mito moderno de la Inmanencia, con·su exalta- ción de la dignidad del espíritu, esté\ fundado preciSámente sobre un desconocimiento radical de la verdadera naturaleza del espíritu. En el mundo de los cuerpoe, sí, en el mundo de 1~
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