Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

40 JACQUES MAR/ TA.IN corazón lleno de contradicciones y de clamores discordantes, mirando, antes de Nietzache, la vi- da como esencialmente trá¡ica, Lutero es el ti- po del individualismo m.odemo ( el prototipo de las edades modernas, dirá Fichte). Pero en rea- . lidad su personalidad se disgre¡ó, se perdió. Hay mucho de debilidad de alma tras de todo su ruido. Resumen significativo: para liberar el ser humano empezó por romper los votos religio- sos; y el "alegre mensaje" , como dice Harnack, anunciado por él a la cristiandad, propagó in- mediatamente en Alemania una epidemia de desesperación. Los protestantes alemanes nos piden que les reconozcamos la 1randeza de Lu- tero . Grandeza material, grandeza de cantidad, grandeza animal , sí, la reconocemoB, y, si se quiere. la admiramos: grandeza verdaderamen- te humana, no. La cortfueión entre estos dos ór- denes de grandezas, o de fuerzas , la confusión entre el individuo y la persona está en el fondo del germanismo, ella nos hace comprender por qué tantos alemanes se imaginan la personali- dad como un huracán, un búfalo o un elefante . Nos explica también por qué en todos los gran- des animadores de la Alemania protestante, un Lessing, un Fichte, se ve surgir la vieja fuente del espíritu de Lutero. Fichte llama a Lutero el hombre alemán por excelencia, y esto es verdad en la medida en que la Reforma logró separar la Alemania d~l catolicismo .

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