Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
31 JACQUES MARITAIN mundo va en busca de su peraonalidad; y con- trariamente a la promesa del Evangelio, llaman, y nadie les abre; buacan y no encuentran . Mirad con qué solemnidad religiosa el mun• do moderno ha proclamado loa derechos sagra· dos del individuo y a qué prec~o ha pagado esta proclamación . Y, sin embar¡o, ( ha ~atado el individuo al- guna vez más completamente dominado, ha si- do más fácilmente moldeado por las grandes po- tencias an6nimas del Estado, el Dinero, la Opi- nión) t Cuál es, pues, este misterio) No hay en ello ningún misterio. El mundo moderno confunde simplemente dos coaas que la sabiduría antigua había dividido: confunde la individualidad y la personalidad. l Qué nos dice la filosofía cristiana) Nos di- ce que la persona es "una substancia individual completa, de naturaleza intelectual y aueña de sus acciones, sui juris, aut6noma, en el aentido autentico de esta palabra . Así el non1bre ile pen1ona queda reservado a las substancias que poseen esa cosa divina, el espfritu, y que, por esta raz6n, cada une es por sí sola un mundtf superior a toao el orden de los cuerpos, un mun- do espiritual y moral que, hablando eon propie- dad, no. es una parte de este universo, y cuyo cecreto es inviolable aún a la mirada natural de loe án~eles; el nnmbre de per!lona queda rese.r• vado a las 1ubitancia11 que, eliqiendo au fin, son capaces de determinarse ellas mismas a loa me-
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