Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

216 JACQUES MARITAIN Chateaubriand ( confieso, sin embargo, que es- te renacimiento tiene de él muchas debilidades). Por sí y directamente va él mismo y lleva al pensamiento moderno a una abominable sensi- blería, parodia infernal del cristianismo, a la de- liquescencia del cristianismo, y a todas las en- fermedades y apostasías que de ello resultan. . . : 19 . -No nos equivoquemos sobre el opti- mismo y el naturalismo de Rousseau. Desecho del orden sobrenatural, dice éste, bondad de la naturaleza, dice aquel --es decir, del principio secreto inmanente a nuestra naturaleza, y las mociones del cual se abandona el corazón sin- cero. Sí, en ese sentido encontramos uno y otro en Rousseau . Pero este optimismo está más cargado de desesperación y es más maniqueo que la amar- gura de un Schopenhauer, porque condena to- do lo que existe, siente odio por la existencia; no es la naturaleza real , la obra de Dios con to- das sus ordenaciones y todas sus l eyes lo que él a fi rma bueno, es una na turaleza de ensueño que el in'rlividuo lleva oculta en los pliegues de su singularidad, la naturaleza que no se expanéJe sino en "nuestros habitantes", y que prote;ta contra la naturaleza real . Y este naturalismo o naturismo no es sola- mente anti~ocial , e'-! también antifísico. No so- lamente considera como mentira y sacrificio las obligaciones tle la sociedad; y la subordinación

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