Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

TRES REFORMADORES 215 mezclada; da lugar a desvíos tan imprevistos, por otra parte, que es muy verosímil que el mi- metismo moral de Juan Jacobo haya podido des- pertar en sus discípulos -menos anormales que él- aspiraciones verdaderamente sanas y ver- daderos movimientos de conciencia,. y final- mente, la gracia es tan hábil para aprovecharse de las menores huellas de vida moral para tomar y germinar en nosotros, que en efecto Rousseau bien pudo tener sobre muchos, el género de in- fluencia que le atribuye M. Masson . Pero esta no es sino una parte de su influencia, y la menos importante, y la más ocasional. Esta influencia ha sido muy distinta sobre el movimiento de conjunto del pensamiento moderno . Si impidió quebrarse enteramente a ciertas cañas rotas, tronchó y malogró por dentro una inmensa multitud de otras cañas pensantes. Si conservó -provisoriamente- entre los hom- bres algunas partes de verdad, fué corrompien- do la verdad para hacérselas aceptable, y ese es su gran pecado. Mucho menos vil y mucho me- nos despreciable personalmente que Voltaire, a quien tuvo el mérito de odiar, Rousseau, en rea- lidad, agrava inmensamente a Voltaire, porque proporcionó a los hombres, no sólo una nega- ción, sino una religión fuera de la indivisible Verdad. No mantuvo en la flor y nata intelec- tual francesa la sensibilidad católica sino per- virtiénctola, y sólo por accidente, materialiter prepar6 el renacimiento católico de la época 'de

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