Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
214 JACQUES MARITAIN cristianismo, así fundados y renovados, debían deslizarse en la forma católica, no podía ser si- no para convertirse en modernismo. Juan Jacobo lo vió muy bien él mismo, sen- tía sin poderlo demostrar que los filósofos men- tían. Y esta rebelión del instinto contra la falsa razón no era mala en sí ; porque al fin de cuen- tas si Juan Jacobo no tenía el intelecto física- mente apto para filosofar, no era culpa suya, ni un motivo para ceder a Voltaire . La desgracia consistía en que en lugar de abstenerse de filoso- far, puesto que no era capa, quiso filosofar tanto más, y salvar todo por sí mismo, y reparar por sus medios propios las destrucciones de la falsa razón. En realidad la razón, cuando está muy debilitada por el error, no puede curarse por sí sola, necesita la gratia sanans. Pero sólo la sana razón puede reparar verdaderamente las desr trucciones de la falsa razón. Nada inferior a la razón tiene el poder de hacerlo . Debemos conceder a M. Pierre Maurice Masson que Rousseau provocó un amplio re- torno al sentimiento religioso -pero l qué sen- timiento religioso? Sin duda los corazones que la filosofía de las luces hacía perecer de inani- ción fueron conmovidos profundamente por él, sin duda, muchas almas "débiles" como la suya pudieron ser ayudadas contra el ateísmo y en el deseo del bien moral, por los mismos medioe que lo habían sido en él mismo. Y nuestra natura- leza es tan débil, tan ilógica, tan instable y tan
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