Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REFORMADORES 213 ¡ Admirable fórmula del estado de espíritu modernista I Recomendable a los eclesiásticos a quienes molesta el juramento de Pío X. Pero era el estado de espíritu de Mme. de Warens . Si Juan Jacobo es el padre del modernismo, Mme. de Warens es su digna mamá. Juan Jacobo, agreguémoslo, no tiene el há- bito de cuidar por sí mismo de su progenitura Y, sus paternidades le son extrañas. Sin querer- lo es el padre de la Revolución, porque, a pesar de los sentimientos demagógicos que afectaba en la época de sus Discursos y de su amistad con Diderot, sus inclinaciones secretas lo llevaban a desear la paz y la conservación social, útiles pa- ra la tranquilidad de sus sueños. También sin quererlo es el padre del modernismo, quiero de- cir de las ideas religiosas preparadas por Leibniz y Lessing, y especialmente adaptadas a las difi- cultades de la teología protestante, que, intro· -<lucidas por él en terreno católico, llegaron al modernismo después de un largo ciclo de des- -arrollo. Estas tendencias proceden en él de un •esfuerzo para defender contra el espíritu nega- tivo de los filósofos la concepción religiosa y cristiana de la vida -absteniéndose del auxilio de la razón, que era muy débil en él, y del auxi- lio de la gracia, que no podía encontrar por don- de introducirse en un hombre cuyo yo lo llenaba todo. Entonces no le quedaban ya, para fundar la religi6n y renovar el cristianismo sino las ne- <:esidades del sentimiento; y si tal religión y tal
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