Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
202 JACQUBS MARITAIN por el sentimiento de sus relaciones conmigo. Hijo mío, tened vuestra alma en estado de de- sear que haya siempre un Dios, y nunca duda- reis (a) ... Esta f6rmula relacionada con las dis- posiciones del sujeto -en lo que llamamos la causalidad material y la remotio prohibentium- no carece de verdad. Pero Juan Jacobo cree es éste el único medio formal de tener ~e la exis- tencia de Dios una seguridad real y firme. Tiene pues, en efecto, por único criterio las connivencias del deseo, la connaturalidad afec- tiva, las emociones decisivas del sentimiento. Di- cho con otras palabras, por orden de lo que quie- re, y no de lo que es, per ordinem ad appetitum juzga de lo verdadero... La verdad que conozco, escri':>ía a Dom Deschamps, o que tomo por ella, es muy amableú (b) ... " Ay, la inteligencia renuncia tan difícilmente, aun en él, a sus exi- gencias esenciales que ella. no puede, a pesar de todo, percibir la in~uficiencia de tal motivo. De ahí esa singular reserva de duda que Rousseau, como Kant, mantiene en el plano secundario de su fe filos6fica. Cuando lo ve clemasiado clara- mente, se vuelve hacia la teoría de las ilusiones consoladoras : "Cuando el Ser inmenso de cuyo coraz6n se ocupa. no existiera, sería bueno que se ocupase de él sin cesar para ser más dueño de sí mismo, más fuerte, más feliz y más sabio (a)Emlle, I, IV (Prof. de fe), (b) Masson, II, Z61, 26 de Junio 1781,
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