Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REFORMADORES 181 las cuales no es nada, y de las cuales Juan Ja- cobo deducirá todo su sistema. Estas cláusulas, ae comprende, ae reducen t'odaa a una sola: asa- ber, la alienación total de cada asociado con to- dos aus derechos a toda la comunidad. ( Dónde está entonces la libertad) ( Y có- mo e~tá resuelto el "problema fundamental"~ ¡Ah!, hé ahí precisamente la maravilla. "Cada uno dándose a todos no se da a nadie", está so- metido al todo, pero no está sometido a ningún hombre, y esto es lo esencial, no hay ningún hombre por sobre él . Además, en el instante en que el pacto engendra el cuerpo social, cada uno se absorbe de tal modo en ese Y o común que él ha deseado, que obedeciéndole se obedece aún a sí mismo. Mientras más obedecemos, no a un hombre -¡ no lo quiera Dios 1-, sino a la vo• luntad general, tanto más libres somos. 1 Feliz solución I En el e'Stado de naturaleza no existía- mos sino a título de personas, y no a título de partes, en el estado de sociedad no existimos ya sino a título de partes. Por eso el individualis- mo puro, por la misma razón que desconoce la realidad propia ~e los lazos sociales sobreaña- didos a los individuos por exigencia de natura- leza, llega fatalmente, desde el momento en que trata de construir una sociedad, al estatismo puro. VI.-La voluntad general.-Es el mito más hermoso de Ju(ln Jacobo 1 el más religio5"mente
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