Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REFORMADORES /6Q no corresponde con él, no puede nada, lo real se ha equivocado. "Sólo es bello lo que no es" (a), se complacía en repetir, en una fórmu- la metafísicamente aborrecible. En l 765, en Strabourg, un señor Angar se hizo presentar a él para decirle: "Ved, señor, un hombre que educa a su hijo según los prin- cipios que ha tenido la felicidad de sacar de vues- tro "Emilio". "Tanto peor, señor, le respondió, ¡ tanto peor para vos y para vuestro hijo!" (b). Sabe mejor que nosotros -él lo qui so ex- presamente- que toda su ideología no es sino una máquina romántica, un sueño para pasar el tiempo. Rousseau empieza, pues, por suponer a los hombres en acto puro de humanidad. Desde ese momento las soluciones vienen solas. Y las ideas sublimes empiezan a afluir. cBuscáis el mejor gobierno? Es aquel destinado a lo3 pP.rfectos: "regimen perfectorum, ergo regimen perfec- (a) "Una dt' las rra~e6 que ni.As repitió en su v ida. de viva vos y por e ~c-ri t o es ést a: 8Óú> es b~llo lo q1<~ 11 0 es". D'Escherny. Elog e de .J. J . Rou.4eseuu. como ~n<.·ab<"zami í'nto dP L'Egallté, 179G, I, p. LXXVll. Masson, _ ll, 26Q. (b) Cf . E . Setll~r.,. J~n-J a~quea ttousseau. l 'Hrl•, ,1t11·11 :~ , . 1921, pA¡:. 1:12.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=