Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REl'ORMADORES 159 fecía natural, en el sentido en que están dis- puestos a recibir y advertir en su alma las in- fluencias de los agentes cósmicos superiores. Di- ¡amos que éstos son profetas del espíritu del mundo, profetas de abajo que concentran en su corazón las influencias que trabajan durante to- do un período histórico las profundidades de la humanidad herida; anuncian entonces la edad que vendrá y al mismo tiempo devuelven sobre el porvenir con una energía prodigiosa esas in.- fluencias que han encontrado en ellos su uni- dad. En este sentido, Lutero y Rousseau apa- recen como profetas. (Persuasión intelectual, iluminación espiri- tual, ejemplo de una personalidad heroica) No. Ambos obran sobre los hombres por un desper- tar de simpatías afectivas, por una efusión ad- mirable de su individualidad material. Esparcen alrededor de ellos el contagio de su yo, la, on- das de sus sentimientots y de sus instintos; ab- sorben a la gente en su temperamento; Juan Jacobo, desde este punto de vista, tiene una vir- tud de impregnación tanto más grande cuanto que él mismo está disociado. Todo el siglo XIX sufrió esta impregnación patológica. Perverti- dor prodigioso, Rousseau nos apunta, no a la cabeza, sino un poco más ahajo del corazón, aviva en nuestras almas las cicatrices mismas del pecado de naturaleza, evoca las potencias de anarquia y de languidez que dormitan en cada uno de nosotros, todos los monstruo• que se
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