Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

T'RES REFORMADORES 141 cesar en su pieza y que pronto aplaudirá el "Adivino de la Aldea". Finalmente, es un ejem- plo para la humanidad, un profesor de virtud, un reformador de costumbres, y en este mismo momento el futuro autor del "Emllio" abando- na a su tercer hijo. Vedlo después de esto, en sus últimos años, después del destierro, después de sus grandes amarguras y sus grandes tribulaciones. Huyó de Hume y de Inglaterra, presa de un verdade- ro acceso de locura, como lo confesaba él mii1- mo en Corancez. Erró durante tres años de ciu- dad en ciudad, perseguido por el demonio de las grandezas y de la persecución. De regreso a Pa- rís, escribirá sus "Diálogos" y los "Ensueños". Se siente envuelto en una "obra de tinieblas", de la cual no puede por ningún medio ' 'romper la espantosa obscuridad", y a la cual concurre "toda la generación presente"; está rodeado de "triples muros de tini eblas'": encerrado en "el inmenso edificio de tinieblas que han levantado a su alrededor" ( c). Sabe que el mundo entero está ligado contra su pérsona, que el complot de los filósofos ha jurado su perdición, que está obligado a vivir "secuestrado de !a sociedad de los hombres" (b) . "La liga es universal, sin ex- cepción, sin vuelta ; y estoy seguro de .terminar (e) Troi1l&me Dfalogu._ Ct. Premler et Oeuxléme Ola• tope, Confe•a., comlensoa del l!bro XU'. (d) Rtvwlu. lkpndd P&HO.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=