Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

IIAR10 FERREcc,o POoEsrl TRES REFORMADORES 137 mente la virtud en los demás ; aho ra bién, Juan Jacobo, que no se molestó por las máximas del mundo y por los prejuicios de la fal sa razón, el buen Juan Jacobo de la naturaleza, enarbola con más candor que nadie, qué digo, con una especie de cinismo, este amor teórico de la vir- tud. Pero si se trata de llevar un juicio "prácti- co", si se trata de determinar por relación a sus fines propios, de elegir para sí mismo, frente a lo real, lo que es necesario hacer actualmente, entonces la razón zozobra y el atractivo del m~- mento es tan poderoso, tan exclusivo en él, que le hace considerar desde un principio como ab- solutamente imposible todo ensay o de acercar al cielo especulativo y a su5 reglas superiores el acto que debe hacer en la tierra, y lo dispemm así de la sombra mi sma de un esfuerzo o de un combate. Lo que equiva le a decir que no hay en Juan Jacobo ninguna rectificación de la voluntad. De ahí sus a cciones viles y su " a patía" moral. Esta cobardía ante lo real, explica esencialmente el abandono de sus cinco hi jos, y sus crisis pasio- nales, sus rupturas de amistad, sus impotentes frenesíes, el narcisismo equívoco de sus senti - mientos , todas las vergüenzas y las miseria~; de su vida. e Entonces ~ ¡ Entonces nos encontramos en la s antípoda s de la vida moral y de la santidad! Sea, pero ved lo que va a pasar. .Incapaz de im- ponerse a lo real por este acto supremo de or-

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