Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

134 JACQUES MARITAIN esta fórmula (a). Ella significaba en su boca : "es preciso ser su sensibilidad como Dios ea su ser". Dios, que es todo acto, (tiene necesidad de ser formado) Hay que considerar como pe- cado todo intento de formarse o de dejarse for- mar, de rectificarse, de llevar a la unidad sus discordancias. Que venga de la razón, que ven- ga de la gracia, toda forma impuesta al mundo interior del alma humana ofende sacrílegatrien- te a la naturaleza. La manera cómo Juan Jacobo es él mismo, es el renunciamiento definitivo de la personalidad. Por seguir las pendientes sin fin de la individualidad material, dejó comple- tamente la unidad del yo espiritual. La tela no resiste más. El hombre ya no es él mismo, sino a condición de disolverse. El yo racionalista había querido bastarse. Habiendo rehusado perderse en el abismo de Dios, en que se habría encontrado, no puede, en lo sucesivo, buscarse en el abisme de la na- turaleza sensible, donde no se encontrará ja- más. El amor se fué, que era la palpitación del espíritu, y que supone para que uno pueda "darse" , el "sí" y su vida inmanente ; ya no existe sino el egoísmo, y ya no hay "ego", sino una colada de fantasmas. El hombre de Rous- ~au es el ángel de Descartes que remeda la bestia. ( a) Bernardtn d•· S&tnl.Plerre, Ln t>ldn II loa obro. .. J .1 R""••eau. Pd . Sourlau . Parla, 1907, pég1. 98 . IZ9, lU. Plet'r " .Maurl"" llla..o n 1, a r &IIOl6ft d e R.,...••""• t . n, P'-· IH.

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