Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

TRES REl'ORMADORES IJI peligros de la revolución; habiendo lanzado so- bre los corazones, en la "Nueva E.loísa", todos los contagios de la voluptuosidad, hace soste- ner tranquilamente por Julia, cuando es dema- siado tarde, las máximas de la más razonable y racional ética. " ( Quieres que siempre se sea coneecuente) ¡Uno de los e11critos por lo me- nos dará buenos frutos!" (a) --decía él mis- mo, a propósito de la •'Eloísa" y de la estoica "Carta sobre los espectáculos", que se oponen como el blanco y el negro, y que compuso al mismo tiempo. No lo acusemos. El "Padre del mundo mo- derno" es un irresponsable. Contradicciones cu- ya causa es la disociaci6n mental, no el menor cálculo, en las cuales por lo menos no intervie- ne la sagacidad, sino la pobre astucia de un en- fermo que hay que halagar y explotar su debi- lidad. Y nosotros mismos, que lo juzgamos {,.se- cundum hominem dico"), tsomos invadidos por menos contrastes, o estamos dispuestos a meno~ abandonos) Nos atreveríamos a decir, como nos desafía indignamente, haciendo de la humildad requerida ele los demás una cubierta para su orgullo: " (Soy mejor que ese hom· bre)". Si el espectácul9 de sí mismo ofrecido de todos, nos disgusta por su impudor, no es so- lamente por el ritmo admirable de su confiden-

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