Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REFORMADORES 13 y más sutil, llegaba a ser para él. en realidad,. más interesante que Dios. En seguida, y por efecto de la misma di,po- sición viciosa, se apoyaba, para conseguir las virtudes y la perfección cristiana, en eu sola fuerza, fiándose de 1us propios esfuerzos, de sus penitencias, en las obras de su voluntad mu- cho más que en la gracia. Practicaba así ese pe- lagianismo del cual acusara a los católicos, y del cual él mismo no se liberará jamás. Práctica- mente eta en su vida espiritual un fariseo que contaba con sus obras, como tt:stimonia su cris• pación de escrupuloso, porque en esa época ha• bía en él muchos rasgos del escrupuloso: se re• prochaba como pecados todas lae primeras im- presiones involuntarias de la sensibilidad, y se estudiaba para conseguir una santidad de la c•1al se excluyera la menor huella de debilidad huma- na ... Por eso se sentía al mismo tiempo attJr· mentado por la mirada de orgullo que el Rlma, en esa posici6n, lanza sobre sí misma. ( El sa- cramento de la penitencia borra su pecado) Hélo aquí nuevamente mejor que todos los demás. "En mi locura, no podía comprender c6mo, des• pués de haberme arrepentido y confesado, de- bía estimarme un pecador semejante a los de- más y no preferirme a nadie" (a) Llega la noche, esta noche del sentido, que (a) Coment. aobra •I tJ&t'. JV dt 1a 11!\lfetoln n lolf rG. , 1'\IAO!. J'lchtr, tt, 109.
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