Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REFORMADORES 127 Sin embargo, prevengamos un malentendi- do. Cuando se trata de encontrar en la· historia la línea de evolución de una fuerza espiritual, es claro que se d~be considerar a ésta como una "razón seminal' ' que da lugar a un devenir de formas variadas, condicionado a 1a vez por su propia lógica interna (causalidad "formal") y por los accidentes humanos de los cuales depen- de (causalidad "material") . Se trata, pues, de establecer trayectos de fuerzas espirituales que pasan por los hombres, con toda clase de repa- ros y rebotes imprevistos, y de enormes discon- tinuidades aparentes, mucho más que relacio- nes directas de hombre a hombre. Rousseau, por ejemplo, fué católico duran- te años, se impregnó de sensibi-lidad católica. tMme. de Warens le transmitió la savia equí- voca de un quietismo envilecido por ella? Por otra parte, t hay oposiciones evidentes entre el optimismo de Juan Jacobo y el pesimismo de Lutero? Todo est~ no suprime las analogías profundas que, a pesar de la total diversidad de los modos y las condiciones, hacen del espíritu de Rousseau una renovación del viejo e spíritu de Lutero. Es mucho más importante conside- rar e sta filiación espiritual que el lazo histórico que liga a Rousseau al calvinismo por su edu- cación primera. El espíritu de Lutero, una vez realizada la revolución "evangélica" y pasada la -tiutoridad espiritual a los príncipes junto con los b ienes de
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