Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
120 JACQUES MARJTAJN superficial; no retumba en ellas, en verdad, sino de una manera indirecta, a consecuencia de mo- dificaciones introducidas por él en la intelectua- lidad general -y, por consiguiente, con un no- table retardo-. En los últimos años del siglo XVII y a principios del XVIII, fué necesario buscar en la literatura la marca cartesiana, en el momento en que La Motte se lamentaba de que Homero y Virgilio hubiesen escrito en verso, y en que ese poeta, uno de los más hermosos ge- nios que Francia ha poseído, según Fontanelle, Mme. de Tencin y el abate Trublet, cantaba : La n a l nr11l e• 11 • ·' 1111 lln ico aula : Repreaéntame e l va clo ~n e l infi n ito e<!lparcld o : e n 1o QU~ se o frece n m i v iNta me lmal'ino la e xten~IOn . y no veo 1i no lo estenmo . . . l, o. ftU-betanc la d e eate va c lo e ntre e•te cuerpo supue.to • P u¡,arce como un CIO!do; ~o • • mAs que u n pleno d is imulo. Un poco después, el abate T errasson debía declarar: "Todo hombre que no piensa en ma- teria literaria como Descartes prescribió pensar en materia de física, no es digno del siglo pre- sente ... ". Todo lo que se puede conceder es que hay correspondencia11, debidas a c.ausas comunes, entre la filoeof ía cartesiana y las partes de me· nor reaistencia 1 o de menor l\mplitud. de un arte
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