Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

TRES REFORMADORES 103 ¡ Criterio de la evidencia I No hay nada me- nos equívoco y menos leal que la claridad y la distinción cartesianas. Comprendamos bien que la evidencia cartesiana es cosa muy distinta de la evidencia designada po r los antiguos, y por el uso común de los hombres, como el criterio de la certidumbre . Esta evidencia es una propie- dad del ser, fulgor objecti, y se manifiesta en nuestro espíritu .en proposiciones conocidas d~ por sí, primeros principios de nuestro saber. Pa- ra guardar fielmente estos principios sin desco- nocer nada a pesar de la experiencia, para no pecar ni contra la razón ni contra lo real, ella nos obliga a elaboraciones difíciles; mientra~ más hace crecer nuestra ciencia, tanto más nos hace sentir que el ser nos mesura y que no sa- bemos el todo de nada; finalmente, sea que se trate de la potencia, de la materia, de la contin- gencia, de lo que hay en sí de menos inteligible, o de las co2as del espíritu y de las cosas de Dios, inteligibles en sí en grado soberano, pero que son a nuestro intelecto como el sol a los ojos del buho, ella nos conduce a objetos obscuros, ya sea en :3 Í mismos, ya sea para nosotros, y nos hace desembocar en el misterio, misterio de im- perfección, o misterio de perfección. Que im- porta, es una noche luminosa, y las necesidades inteligibles nos trazan en ella un camino más se- guro que las órbitas de los planetas . En cambio la evidencia cartesiana es una evidencia subjetiva, cualidad de ciertas ideas, y

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=