Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau
TRES REFORMADORES 101 nobles y raras que sean, por muy indigentes o lujuriosas, el seno de Abraham donde ellas re- posan . Se desprende de esto que un análisis conducido en función del ser, que elabore los conceptos de nuestra ciencia según las exigen- cias de lo real, dócil a la analogía de los trans- cendentales, que siga con fidelidad y obedien- cia, con ternura y piedad los contornos de lo -1uc es, sabrá penetrar dentro de las cosas y poner las esencias en comunicación inteligible sin per- judicar en nada la originalidad y la unidad, el secreto propio de éstas. He aquí por qué si el cerebro de un tomista puede ser estrecho y co- riáceo como todo cerebro humano, y muy des- proporcionado a la sabiduría que defiende, tie- ne, sin embargo, el consuelo de decirse, consi- derando la doctrina en sí misma, que no existe cosa en el cielo o en la tierra que no se encuen- tre como en su casa, en su teología. Por el con- trario, para Descartes, y es una consecuencia ló- gica de su innatismo, el pensamiento encuentra en sí una pluralidad de ideas hechas, irreducti- bles, irresolubles, cada cual clara para sí misma, cada una objeto de intuición primera, elemen- tos inteligibles a los cuales todo lo que concier- ne al saber debe reducirse. Son las "naturalezas simples", que son como átomos de evidencia y de inteligibilidad. Como suprimió la resoluci6n material de nuestros conceptos en las cosas, Des_- cartes suprime su resoluci6n formal en el ser . ·Los Angeles tampoco cortaii sus ideas en la
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