La realidad médico-social chilena

-60- enorme hacinamiento de personas por pieza que corrientemente llega a ~,16 personas por pieza para el sector rural, y de 4 a 5 por pieza en loa sectores urbanos, no siendo extraordinario que en muchos casos ese número llegue hasta 8 personas por habitación. Eduardo Hamilton anota los siguientes datos en 50 familias de la población obrera de San José: 266 personas disponían de 107 camas. De las viviendas el 62% po- seia un servicio consistente en un pozo ciego, el resto, 38%, ca.recia aún de este primitivo servicio. El 31% tenían piso de madera y el 69% res- tante, piso de tierra. Sólo 'el 65% tenia agua potable. · Queremos también hacer resaltar el reducido número de camas de que dispone la mayoría de las familias obreras en relación a sus com- ponentes. Bástenos con mencionar que en 109 fundos encuestados en la Zona Central por las Visitadoras Sociales de la Escuela de Servicio Social de la Beneficencia Pública, 19 .708 poseían solamente 9. 348 camas, lo que nos da un promedio de más de dos personas por cama, debiendo hacer- se presente que se comprobó que 455 personas disponían de 91 camas, o sea, una cama para cinco personas. Por su parte, la encuesta municipal de Santiago, arrojó cüras pa• recidas: en 1813 familias había una cama por cada dos habitantes; en 614, una para cada tres; en 256, una para cada cuatro y en 102 una para cada cinco. Los datos y las estadísticas que hemos transcrito permiten formarse una idea cabal de las malas condiciones de vivienda de nuestro pueblo que se traducen en la promiscuidad y aglomeración excesiva, en su in• salubridad debido a la mala ubicación y emplazamiento, como asimismo a la falta de espacios libres; a la construcción deficiente y falta de ser- vicios higiénicos y sanítarios, alcantarillado, etc., etc. Todo ello, · como ya lo hemos expresado, ha tenido que influir en forma decisiva en loe elevados índices de morbilidad y mortalidad del país. POLITICA DE LA HABITACION La Política de la Habi~ión en nuestro país se ha canwterizado por la insuficiencia de los medios empleados para resolver un problema del tanta magnitud, cuyos caracteres alarmantes han podido vislumbrarse a través de las investigaciones que hemos consignado. Esta falta de visión total del problema y de voluntad para resol- verlo, la encontramos en todas las leyes dictadas en esta materia, des- de la primera,. N. 0 1838 que creó el Consejo Superior de la Habitación, a principios de este siglo, hasta la reciente Ley 5950 que organizó nues- tr11. Oaja de la Habitación. 1 11 -

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