La realidad médico-social chilena

-197 - de 2 .075. 871 habitantes de 1876 a 4 .200. 000 en 1936. El término medio de vida del habitante chileno, a través de las estadísticas, alcanza a lo samo a 24 años, en tanto que en Suiza, Alemania, Dinamarca, Inglaterra, sobrepasa los 50 . &l. enorme número de muertes y la subida cuota de morbilidad que registran nuestros índices demcgráficos, aparte de determinar el est?.n- camiento de la población, influyen en el volúmen de la producción y afee- -tan grandemente las posibilidades económicas generales, porque las horas de trabajo que se piez:den. y la disminución de consumo que representa, sfgnifican una merma considerable en la riqueza nacional . Nuestra patología social, evidencia que se elimina del trabajo 1.l 20?, de la población activa, reduciendo en una <:ifra más o menos igual el valo; de la producción nacional. Ésto es lo mismo que si la quinh parte de los trabajadores se hallaran en huelga, y, sin embargo, ni !.0:1 patrones, ni la sociedad, se sienten conmovidos, ni se afanan en buscar las causas y sus remedios. Sumemos a esto la cesación transitoria del hombre de trabajo que enferma temporalmente, o de aquel cuya insu- ficiencia orgánica no ha llegado a expresarse en un accidente mórbido. Agreguemos, finalmente, el enorme porcentaje de desnutridos y suba- limentados en donde encuentran campo propicio las epidemias y las cala- midades; la carencia de abrigo y de vivienda; la reducida cuota de urba- nización que existe en el país; el incipiente desarrollo de la eugenesia -entre los habitantes; el número subido de analfabetos y tendremos, en- tonces, las verdaderas proyecciones de la realidad social de Chile . Los gobiernos pasados consideraron las necesidades de la salubri- <Cl.ad nacional como gastos postergables y de importancia secundaria. No quisieron jamás prevenir, ni detenerse a pensar que el capital humano, que es la base de toda riqueza, constituye _la más alta responsabilidad de un Estado moderno. · Todo espíritu progresista tendrá que convenir con el Ministro de Sa- lubridad, que no se debe perder más tiempo y que hay que planificar, organizar y poner en marcha la gran empresa restauradora de la nacio- ·nalidad en -- sus tres aspectos fundamentales: mejoramiento económico --efectivo de las clases laboriosas; intensificación y extensión de las me- didas de profilaxis y de salubridad nacional e intensa campaña de alfa- betización en las capas ignaras del país. Para realizar toda esta inmensa labor se creó el Frente Popular. Ya la Convención Médica de Chile, reunida e!} 1936 en Valparaíso, habh:, declarado que "nuestra estructura económico-social debe sufrir modificaciones fundamentales para asegurar al hombre condiciones ópti- mas de bienestar a través de una equitativa distribución del producto del trabajo"; declaró también que el Estado debe regula r "la producción, distribución y precio de los artículos de alimentación y vestuario;" afir- mó que" la habitación, como propiedad, es por esencia una función social y el Estado debe intervenir en la fijación de los cánones y calidad de laa 1 11 -

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