La realidad médico-social chilena

-181- desahucio de un asalariado que se encuentre en el caso antes dicho, den- tro de cierto plazo . Por 9tra parte, los empleadores han creado frente a la ley, un arma -de defensa. Los servicios médicos contratados y mantenidos por éstos, se preocupan de eliminar al enfermo o candidato a enfermo en los n\o- mentos mismos en que buscan trabajo; y como requisito previo a cual- quier contrato que han de celebrar con los empleadores, está el exa- men médico de admisión. Ha aparecido así una cesantía, la más peligro- sa de todas, la del enfermo o candidato a enfermo, indigente y huérfano de todo recurso para subvenir a sus necesidades orgánicas y aumentadas por las propias de su enfermedad . La atención del cardiópata no está inspirada por un exacto criterio •de previsión. No se ha eliminado, a pesar de la buena intención del le- gislador, el aspecto curativo de la ayuda que se dá. La pesquisa del car- diópata incipiente no se resuelve con tratamiento médico y con reposo de escasa duración. Mucho menos, la labor puede quedar circunscrita a la simple atención de policlínico y control periódico por intermedio de una. visitadora social durante .el tiempo que el cardíaco hace reposo en su casa. Hay que tomar en cuenta que el más alto porcentaje de las cardio- patías las debemos a una enfermedad degenerativa que irrumpe en la vi- da de los trabajadores cuando ya llevan largos años de disciplina profe- sional. Nos referimos a la arterio-esclerosis que, con un cuarenta por -dento, contribuye a generar enfermedades del corazón. No es fácil ni sencillo, después del fracaso del reposo y del tratamiento médico corres.- pondiente, decirle a estos trabajadores que cambien de orientación pro- fesional y que busquen faenas livianas . Recordemos que ellos, si su in- ·validez no es absoluta y permanente, no encontrarán, en este trance, ayuda por parte de las instituciones de previsión que dicen protegerles . Los empleados, cuando contraen una tuberculosis o son víctimas de ·una enf~rmedad cardíaca incurable y funcionalmente irrecuperable, han -de recurrir a la respectiva jubilación, que por enfermedad, les acuerdan sus respectivas Cajas. Pero si teóricamente, así expuesto el problema, ]a solución es aceptable, en la práctica constituye un rotundo fracaso, por cuanto el monto de la jubilación no se calcula, como ya lo expresa- mos en el capítulo correspondiente, a base de la.s exigencias vitales mí- nimas del imponente, sino que en relación con las imposiciones indivi- -duales. Por último, debe procederse a establecer una relación estrecha entre los organismos encargados de la aplicación de la Ley con loe servicios asistenciales, para que éstos se encarguen del aislamiento obligatorio de los tuberculosos no recuperados (Grado 3) que actualm~nte quedan al margen de sus beneficios constituyendo por igual un foco de infec- -ción y una carga familiar. 1 11 -

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