La realidad médico-social chilena
-173 - ros, por ejemplo, debe superar el límite en que se empiece a menoscabar la indemnización económica mínima necesaria a este grupo de a,salariados. Cuando esto tiende a suceder - y es lo que pasa actualmente en el Seguro Obrero - hay que recordar también otro principio fundaJl}ental de orden social que nos dice que las prestaciones de orden biológico no pueden ser- únicamente obligaciones de las instituciones de previsión, sino que afec- tan a la responsabilidad total de la nación. Hay, pues, que ir a tomar- medidas generales de todo orden, cuando los déficit tiendan a desplazarse desde el orden financiero al orden demográfico . Estas consideraciones generales permitirán apreciar en su jus to va- lor el estado financiero de la previsión en el país . La Caja del Seguro Obrero tiene actualmente un déficit actuaria! al 30 de junio de 1939 ascendente a $ 549 . 000. 000 . Este mismo déficit as- cendía al 30 de junio del año anterior, sólo a $ 321 .000 . 000, lo que nos. indica un crecimiento a primera vista grave en un año de plazo, de $ 228 .000 . 000 . La ley de la Caja, como se ha expresado en la parte expositiva de este estudio, divide la forma de financiarse los beneficios que ella otorga. en dos regímenes distintos. Los de orden médico figuran entre los be• neficios financiados a prorrata ; los restantes, financiados por un régi- men de capitalización. En el hecho, sin embargo, ellos no funcionan se- paradamente; lo que suc~de es .que lo~ beneficios a prorrata, es decir, los que podrían llamarse indemnizaciones de orden biológico, superan ya en forma considerable las cuotas que según los principios actuariales es-- trictos se les debería asignar. A eso, pues, corresponde el incremento - de otra manera inexplicable en un balance actuaria}- de ese déficit en el curso del año 1938-39 . Pero ese déficit así constituido, está acusando por sí mismo, que parte considerable de su monto se forma por motivos de orden bioló- gico general, y especialmente por la morbilidad, consecuencias de varia- das causas que no es el caso volver a enumerar. La necesidad de su ab- sorción debe, pues conducir a una política sanitaria mucho más eficaz. Si esto puede obtenerse, el déficit determinado no tiene en verdad mayor· importancia . Lo que deberá ha·cerse, no por una combinación técnica de los actuales recursos que fija la ley, ya que son insuficientes, sino por un aumento de ellos que permita mejorar con su gestión gran parte de ese- déficit biológico de la población. En la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas, los défi- cit actuariales ascendian: Al 30 de junio de 1937 (Sec. Period.) $ 15 . 772.991. (37) . Al 30 de junio de 1938 (Sec. Emp. P.úb .) $ 210 , 501. 778 . . -Elloa provienen sólo de yéliluaciones .,es~cia~t~ financi~ras, ya que estas leyes no contemplan verdaderamente un seguro de enfermedad. Han sido sí, realizados, tomando en lo posible para su cálculo, la expe- 1 11 -
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