Teresita dedos verdes
A pesar de tener que lavar cada día sus dedos verdes, usar sus trenzas y pelear con las restas, Teresita conoció algo maravilloso en la escuela: el amor. Se enamoró perdidamente de un profesor, claro que él ni supo. Ella lo miraba para arriba y a veces le cantaba canciones y le recitaba poemas.
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