Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor
95 pasados en Londres le dieron a Andrés Bello una oportunidad excepcional para estudiar -en la Biblioteca del British Museum y en la particular del General Miranda- y lo pusieron en contacto con hombres, ideas e instituciones de primer rango, lo que contribuyó a abrir su poderoso intelecto a los más amplios horizontes. Tampoco osaría nadie subestimar lo que significó para el volumen, la variedad y la trascendencia de su increíble producción, la oportunidad que le brindó la generosa y estimulante hospitalidad de Chile, su segunda patria, durante otros 36 años. Pero a veces ha habido fácil inclinación por ignorar o menospreciar la madurez de su formación, la calidad de su cultura, la fuerza ya lograda de su personalidad cuando salió de Venezuela, el 10 de junio de 1810, y desde el camino de La Guaira le dio una última mirada a Caracas, para decir, muchos años más tarde: '¿quién me hubiera dicho que era en efecto la última?' " 134 Como lo destaca Rafael Caldera, el Bello que viaja a Londres es un hombre cabal, un intelectual de reconocido prestigio en Caracas, un universitario, un lingüista y un poeta ya elogiado en su medio. Sin duda, ahí está la base de lo que entregará después el sabio. Como a Francisco de Miranda varias décadas atrás, también a él la Universidad de Caracas, a través del llamado "Curso de Artes", le había dado una formación superior, que éste, como aquél, procuraba complementar y ampliar a través de la hermosa aventura espiritual de las lecturas. Claro está, Miranda, casi treinta y un años mayor, a través de sus largos viajes y de su residencia y actuación en la Francia de la Revolución, había podido conocer más directamente el "gran libro del Universo". A los conocimientos que dan los libros, había agregado los que da la experiencia. Por eso, a pesar del profundo bagaje intelectual que el joven humanista lleva Londres, "no hay que forzar la imaginación para adivinar la admiración y aun el encandilamiento que experimentaría Andrés Bello al contemplar de cerca la figura de Miranda, rutilante y llena de historia, seguramente agrandada a los ojos de un caraqueño recién salido de una ciudad colonial". 135 Y sin duda, en proporción considerable, a través de ese compatriota ilustre comienza a conocer el mundo de Inglaterra y de Europa. El impacto de la personalidad del Precursor sobre el espíritu de 134 Rafael Caldera, «El Andrés Bello que viajó a Londres en 1810», en el vol. Bello y Caracas. Primer Congreso del Bicentenario , Caracas, 1979, p. 13. 135 Pedro Grases, Obras Completas , vol. II, p. 87.
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