Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

91 lleva a través de sus viajes de casi una década, comprobamos que Miranda visita las cárceles, los hospitales, las escuelas y bibliotecas, además de los monumentos y lugares históricos. Protesta contra los bárbaros regímenes carcelarios; condena con horror la tortura, que era en aquel entonces legal y general. Protesta contra la arbitrariedad judicial en los regímenes absolutistas. Se horroriza ante la barbarie de las galeras, en varios lugares. En Génova encuentra niños de 7 a 11 años condenados a galeras de por vida. En Dinamarca logra hacer llegar al Rey una petición de reforma de las prisiones y consigue salvar la vida de una mujer epiléptica condenada por ahogar involuntariamente a su bebé durante una crisis. En ese mismo país, el viajero copia todo el proceso que termina con la muerte del Conde Struensée, quien había logrado suprimir la tortura legal y limitar los privilegios de los nobles. Pero éstos, en 1772, lograron hacerlo caer, restablecieron la tortura, la aplicaron al Conde y le dieron una horrible muerte 128 . Miranda defiende otro derecho que hoy aquí nos parece quizás natural: el de la libertad religiosa. Y si en latitudes lejanas aún hoy hace estragos el fanatismo religioso, en la época de Miranda, la libertad religiosa no era general. Verdad es que el Edicto de Nantes , dictado por Enrique IV de Francia, en 1599, había reconocido una limitada libertad religiosa en su país. Había sido un avance importante, pero aislado. La Inquisición seguía actuando en Italia, España, Portugal y en todos los dominios hispánicos en América. Miranda, que había sido objeto de la vigilancia primero y luego de la persecución de la Inquisición española, propicia una total libertad de conciencia. Incluso, en Estados Unidos, critica la discriminación religiosa consagrada en la novel Constitución republicana, cuando, paradojalmente, a pesar de reconocer el derecho de todo ciudadano de rendir culto el Ser Supremo en la forma que le parezca, impone la exigencia de profesar la religión cristiana para ocupar cualquier puesto legislativo 129 . Esta disposición de parece una inconsecuencia. En los proyectos de Constitución para el vasto Estado que formaría la América unida que él fue el primero en soñar, la libertad de conciencia queda claramente establecida. Así en el proyecto de Constitución Federal de 1808, si bien se reconoce a la religión católica como mayoritaria, se 128 Colombeia , vol. V, pp. 445-507. 129 Diario de Estados Unidos , Archivo del General Miranda , vol. I, p. 314.

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