Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

89 individuos, las mujeres, no están directa o indirectamente representadas, mientras que sí están sujetas a la misma severidad de las leyes que los hombres hacen a su gusto? [...]. Le confieso que todas estas cosas me parecen una usurpación inaudita y muy digna de consideración por parte de nuestros sabios legisladores. Si tuviera aquí mis papeles, encontraría unos cuantos planteamientos que hice sobre el particular al conversar con algunos legisladores, de América y Europa, los cuales jamás me han dado razón satisfactoria alguna, conformándose los más de ellos con reconocer tal injusticia‖ 123 . Aquí Miranda se refiere a sus discusiones en Estados Unidos e Inglaterra acerca del derecho a voto negado a las mujeres 124 . La cuestión del voto de la mujer nos lleva al tema del derecho a la igualdad. Pero, en la generalidad de los países europeos y en la posesiones españolas en América, la desigualdad no sólo tocaba a la diferencia de derechos entre los sexos. La desigualdad social y aun racial era una realidad en América, aparte de la falta de igualdad, de hecho, entre peninsulares y criollos. Miranda se refiere a la igualdad en sus Proclamas de 1801 y de 1806. En la primera, escribe: ―Tenemos sobre todo razón y justicia y esto nos dará el vigor necesario. Así, compatriotas, todo depende de nosotros mismos. Unámonos por nuestra libertad, por nuestra independencia. Que desaparezcan de entre nosotros las odiosas distinciones de chaperones, criollos, mulatos, etc. Éstas sólo pueden servir a la tiranía, cuyo objeto es dividir los intereses de los esclavos para dominarlos unos por otros. Un gobierno libre mira a todos los hombres con igualdad 125 ‖. El mismo año 1801, cuando cree cercana la posibilidad de la independencia, proclama varios artículos que serán de inmediata aplicación, con el ánimo de ―preservar estos países de los funestos efectos 123 El texto en castellano de esta carta puede verse en Francisco de Miranda: América espera , pp. 122-124. 124 Caracciolo Parra-Pérez destaca el hecho de que Miranda, encontrándose en el frente de guerra en los agitados meses de septiembre de 1792 a marzo del año siguiente, no deja de preocuparse de los temas políticos de Francia y de la cuestión fundamental para él de la liberación de su patria, “la América”. Entre los primeros asuntos, recuerda su crítica a la demagogia de Robespierre y de Marat y su reclamo por la falta de derecho a voto de la mujer. Miranda y la Revolución Francesa , Traducción del autor, Ediciones Culturales del Banco del Caribe, Caracas, 1966, vol. I, pp. 151-152. 125 F. de Miranda: América espera , p. 262.

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