Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor
31 hubiera tenido en su vida, al final de ella, años de reposo y paz. Escribe el ilustre desterrado catalán, allá en Londres, cuando el siglo XX promediaba: ―En Miranda lo que canaliza sus impulsos de hombre de acción es la fe en el ideal y sus sacrificios para que, más pronto o más tarde, encarne en sólida realidad. En Casanova en su vejez y retiro, se manifiestan en logros literarios. ¿Y no hubiera sido posible que, sin la tragedia que cortó su vida, en un reposo bien ganado, Miranda no hubiera también puesto de manifiesto esta faceta de su personalidad? Miranda era un hombre de acción, pero una de las manifestaciones de este rasgo de su carácter era su afán de conocer. Un hombre que, en su inquietud espiritual, en todas las ciudades en que se detenía durante sus viajes compraba libros y más libros. Un hombre que formó en su casa una biblioteca tan completa y ponderada en su contenido. Un hombre que da al complejo esperanzado de sus ideales y sus sueños una estructura ideológica, con el concepto de la unidad americana [...]. Sí; Miranda también pudo tener, en un ocaso de paz merecida, esta otra sublimación de sus impulsos vitales, la de las obras maduras de su potencia intelectual, fruto tardío y sazonado de sus inquietudes de hombre de acción. Y así, su figura, aureolada por los reflejos románticos de la lucha y la desgracia, también se nos presenta, en la hondura de su plenitud humana, con la serenidad del mármol clásico‖ 40 . No tuvo el Precursor unos años tranquilos y los últimos cuatro de su vida los pasó en la soledad y amargura de la injusta y cruel prisión en que lo mantuvieron primero la inconsecuencia de quienes, paradojalmente, luchaban por la ―independencia‖ de España, y luego por la crueldad implacable de un tirano que mereció el apodo de ―el rey felón‖. Pero en los años de su incansable acción, su pluma dejó escritos que no pueden sino provocar emoción estética y conmover. Como anotábamos más arriba, es verdad que una parte apreciable de los Diarios está constituida por anotaciones hechas rápidamente, trazadas en diversos lugares, a distintas horas y en las más diferentes circunstancias, casi siempre sin tranquilidad ni menos comodidad mínimas para un redactar reposado. Para Belda, ―al estudiar la prosa del Diario no 40 C. Pi Sunyer: “Miranda y Casanova”, en Patriotas americanos en Londres (Miranda, Bello y otras figuras) , Edición y prólogo por Pedro Grases, Monte Ávila Editores, Caracas 1978, p. 160.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=