Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

19 precisamente lo que hará luego Bolívar, quien en 1813, con su Campaña Admirable, liberará por corto espacio a la Provincia, estableciendo una Segunda República (la que desaparecerá en diciembre de 1814, tras las sucesivas victorias de Boves y sus aguerridos llaneros). La capitulación establecería el respeto de personas y bienes, liberación de prisioneros y salida del país de quienes lo desearan. El armisticio se suscribió en San Mateo el 25 de julio. Miranda, que en su carrera militar había intervenido como triunfador en tres capitulaciones (la de Pensacola, la de las Islas Bahamas y la de la ciudad de Amberes), pensó que se respetarían también en este caso. Pero no fue así. En la noche del 30 al 31 de julio, un grupo de patriotas, cegados por la confusión y la pasión, apresó al Generalísimo. Entre los conjurados estaba el coronel Simón Bolívar, quien pretendía hacer fusilar a Miranda, acusándolo de perder a Venezuela con traición. Pero en la mañana del 31 la plaza fue entregada a los realistas, con lo cual Miranda quedó en manos de los españoles, quienes, violando las capitulaciones, lo mantuvieron en prisión hasta su muerte. Los compatriotas del Precursor, sin pretenderlo, habían facilitado a los españoles lo que buscaban a través de décadas. Nada más injusto que la acusación de traición y de ineptitud que el futuro Libertador formuló contra Miranda. Y nada más contradictorio con la autoinculpación de éste, hecha 20 y 18 días antes, cuando estimaba que la patria se había perdido en sus manos. En realidad, Venezuela ni se perdió sólo por la caída de Puerto Cabello ni mucho menos por la capitulación de San Mateo. Y no se necesita acudir a algunos historiadores que repitieron sin mayor examen la acusación de traición para comprobar que no la hubo. Es precisamente el propio Bolívar quien da la razón a Miranda en su Manifiesto de Cartagena de 15 de diciembre de 1812. Verdad es que en su Exposición dirigida al Congreso de la Nueva Granada, de 27 de noviembre, había insistido, dominado y cegado por la pasión, en acusar a Miranda de cobardía, afirmando que "nos tornó al yugo de nuestros antiguos tiranos". Pero en el manifiesto de diciembre, el futuro Libertador, en contradicción total con su Exposición de noviembre, analiza con gran lucidez las causas de la caída de la Primera República, coincidiendo en prácticamente todos los

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=