Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor
18 Cabello [...]. Yo hice mi deber, mi general, y si un soldado me hubiese quedado con ése habría combatido al enemigo; si me abandonaron, no fue por mi culpa. Nada me quedó por hacer para contenerlos y comprometerlos a que salvasen la patria; pero, ¡ah!, ésta se ha perdido en mis manos" 21 . Dos días después, el coronel presenta su informe, con una carta no menos patética, en la que afirma: "¡Ojalá no hubiera salvado mi vida, y la hubiera dejado bajo los escombros de una ciudad que debió ser el último asilo de la libertad y la gloria de Venezuela!" 22 . "Ya no estaba en manos de Miranda, ni en las de nadie, salvar la existencia de la Primera República" 23 . La mayoría de la población incluidos los esclavos negros que en los primeros días de julio amenazaban ya a la misma Caracas, se plegaba a los realistas 24 . La idea de llegar a unas capitulaciones que permitieran salvar vidas humanas y recursos para continuar más tarde la lucha, fue compartida por todos los representantes del Gobierno, quienes el 12 de julio decidieron entrar en conversaciones con Monteverde. El testimonio de Pedro Gual respecto del pensamiento del Generalísimo es claro. Este le dijo el 19 de julio en La Guaira: "Acabo de entrar, de acuerdo con el Gobierno, en una capitulación honorable con el enemigo. Desde que usted dejó el Cuartel General, yo no recibía de todas partes sino las noticias más desagradables [...]. Volvamos, pues, nuestras miradas a la Nueva Granada, donde cuento con Nariño [...]. Con los recursos que saquemos de aquí, oficiales, municiones, etc., y los que probablemente obtendremos allá, volveremos sobre Caracas [...] 25 . Era 21 Archivo del General ..., XXIV, 415-417. 22 Ibídem, p. 430. 23 J. Rodríguez de Alonso, op. cit., 109. 24 Afirma Parra-Pérez: "A partir de abril o mayo de 1812, habría sido necesario enviar a la cárcel o fusilar, por realistas, a las tres cuartas partes de los habitantes de Caracas, entre los cuales, gran número de empleados de la República [...]. Las campañas de Bolívar en 1813 y 1814 son tal vez las más osadas y admirables de su gloriosa historia guerrera. No obstante, el genio del hombre y la concentración en sus manos de poderes y recursos fueron tan impotentes como lo habían sido, contra Monteverde, el primer gobierno y su Dictador. Bolívar no logró salvar su Segunda República del embate de las masas llaneras conducidas por Boves. Abundan los textos demostrativos de que la opinión general fue, en Venezuela, hasta 1820, hostil de la Independencia". 25 Cit. por J. Rodríguez, op. cit., 111.
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