Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor
141 propósito de la invitación del Canciller de la Reina de España, para negociar el reconocimiento de la independencia de las ex colonias, cuando en el Congreso y en la prensa predominaba el criterio de no aceptar dicha proposición, Bello - nos recuerda Orrego Vicuña - "sostuvo la conveniencia de aceptar las insinuaciones de España, lo que a juicio suyo era cortesía de las repúblicas americanas con la madre patria y gesto de prudencia para el futuro, sin contar la utilidad que de las relaciones pacíficas podían reportar el comercio y la industria de Chile, no menos que el hecho de vincular más a los pueblos de raza española [...]" 236 . Las palabras con que Bello refutaba a quienes se oponían a todo acercamiento con España, son dignas de repetirse: "El reconocimiento de nuestra independencia no será un favor de la España, pero será siempre un bien para la América, porque la paz es un bien, y porque ella extenderá nuestro comercio, poniéndonos en relación, sea con la España misma, sea con otras naciones que se abstienen de tratar con nosotros mientras carecemos de un título que, según ellas, es necesario para legitimar nuestra existencia política" 237 . Así, pues, a sólo cuatro años de su llegada a Chile, Bello sostenía con firmeza una posición pacifista, aunque ésta fuera contraria a la opinión más general en el país. Dos años después, se vería enfrentado a reafirmar tal posición frente al poderoso ministro Diego Portales. Como escribe Orrego Vicuña, "es necesario [...] reconocer que la política americanista de Chile sufrió interrupción en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana a que nos empujara Portales" 238 . El Senado aprobó casi por unanimidad la autorización para declarar la guerra, pero hubo dos votos en contra y uno 236 Eugenio Orrego Vicuña: Andrés Bello , Edit. Zig-Zag, 4ª edición, Santiago, 1953, p. 157. 237 A. Bello: Obras Completas , Edición de La Casa de Bello, vol. XI, 303-305. 238 Ibídem, p. 158. Como es sabido, Vicuña Mackenna reprobaría duramente la decisión de emprender esa contienda bélica y a propósito de ésta, nos dice que Bello "no compartió el pensamiento del dictador chileno y negó su aprobación a la declaratoria de guerra". Afirma que "la guerra no consistía ni en el interés, ni en la gloria, ni en el honor de Chile, sino en la voluntad única y exclusiva de don Diego Portales". B. Vicuña Mackenna: Diego Portales (Con más de 500 documentos inéditos) , Valparaíso, 1883, II Parte, cap. XIII, p. 83.
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