La tierra de fuego: gente y naturaleza marcadas por el calor profundo

la tierra de fuego 25 Para el pueblo mapuche, los volcanes son hogar de pillanes, espíritus que encar- nan las almas de grandes antepasados y que controlan algunos de los extraor- dinarios arranques de la naturaleza. En las zonas cordilleranas se le atribuía al Pillán el manejo de fenómenos asociados al fuego y la luz, como erupciones vol- cánicas, rayos y relámpagos. De todos los volcanes del sur de Chile, el Villarrica lleva un nombre que lo vincula directamente a la morada de estos seres, pues en mapudungún se le conoce como Rucapillán (casa del espíritu). Si bien el poder del Pillán suele asociarse a desastres naturales, su fuerza puede manifestarse también de forma benévola. Una muestra de su generosidad se en- cuentra en la historia que cuenta cómo un Pillán ayudó a unos hermanos a supe- rar las pruebas que un brujo les puso como requisito para casarse con sus hijas. El brujo tenía dos hijas que eran zorras y un hijo que era tigre. Dos hermanos quisieron casarse con sus hijas, pero al no tener una dote que entregar, el brujo las prometió en matrimonio a cambio de que los jóvenes cortaran un roble con un hacha de palo y cazaran un toro come humanos con sus propias manos. Los hermanos aceptaron, y luego rogaron, rogaron y rogaron al Pillán : “envíanos tu hacha de fierro”. El hacha bajó de la cordillera y de tan solo un golpe los enamo- rados derribaron el árbol. El brujo estaba furioso. Cuando los jóvenes salieron en busca del toro rogaron: “Envíanos tu lazo, Pillán ”. Bajó el lazo, con el cuál atraparon al toro para luego decapitarlo con el hacha. El brujo estaba rabioso e igual entregó a sus hijas en matrimonio, pero tras ellas, envió al tigre para recuperarlas o matarlas si no querían volver. Y así sucedió, que los maridos encontraron a sus mujeres asesinadas. La furia de los hombres fue tan enorme, que opacaron la luz por años. Vinieron todos los animales a pedir por el fin de la oscuridad, ofreciendo a ovejas, golondrinas y guanacas por esposas como consuelo, pero a nadie más querían los hermanos que a sus difuntas zorras. Así que de la pena hicieron acción, y salieron a vengar a sus enamoradas con la poderosa hacha del Pillán , primero fueron tras el tigre, luego tras el padre, y con su sangre derramada, revivieron a sus mujeres. Violenta y apasionada, esta historia grafica cómo el Pillán puede manifestarse en auxilio de los hombres. Pero el socorro del Pillán se debe recompensar. Gene- ralmente, unas hojas de canelo en el cráter bastan para apaciguar su espíritu, otras, el Pillán ha demandado un sacrificio humano. Pero dicen también que en particular en el Rucapillán (o Villarrica) es bueno derramar un poco de alcohol para rendirle tributo al Pillán que allí habita. Y mejor una copa que el corazón de una virgen ¿O no? El Pillán, el brujo, sus hijas y sus amantes Texto: Sofía Otero / Ilustración: Sol Díaz 39°25’12”S 71°56’21”O

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=