Una proeza fotográfica Domingo Ulloa: imágenes del Ballet Nacional Chileno 1954-1967

El gran formato, entre Quintana y Chamudes Yo no tenía cámara, usé la que me prestaba Quintana, una RolleiCord 6x6, por muchos años hasta que tuve la propia.En 1945 había terminado la escuela y también había terminado la guerra, como era estudiante de la Universidad pude hacer el servicio militar en enero, febrero y marzo. Luego, por completo a la fotografía, con las empresas de publicidad y colaborando con Quintana sobre todo para hacer las ampliaciones grandes. Él tenía taller en la calle Tenderini cerca del Municipal, en esos años trabajamos para una exposición ganadera en la Quinta Normal (que después fue la FISA), yo hacía todo el proceso de laboratorio y también las copias pequeñas para que la gente decidiera cuales se ampliarían. Yo era el que metía las manos porque él tenía alergia a los productos químicos, se enfermaba de las manos y yo no. Trabajamos juntos hasta el año ‘48 con el candidato Gabriel González Videla pues Neruda fue el generalísimo de la campaña; entonces trabajamos haciendo fotos en el Estadio Nacional. Después se peleó con los dos y se fue de Chile debido a la La Ley Maldita 8 , a Buenos Aires. Esas campañas fueron las primeras que se hicieron con fotografías grandes, entre las calles iban con andas tremendas. Quintana fue el precursor de todo esto y yo llegue después a complementarlo. Él era un profesor y como comunista también enseñaba marxismo y cosas de partido. Era una corriente de muchos intelectuales que llegaban al taller y mientras tenía sus conversaciones yo estaba en el laboratorio. Con Quintana también hicimos muchos trabajos para los arquitectos, para el Instituto de Extensión de la Chile, las Escuelas de Verano. Esos fueron momentos maravillosos, los salones de arte, el salón de primavera del Bellas Artes para los pintores, grabadores y fotógrafos era muy importante. A mí me tocaba fotografiar a los premiados para la Revista de Arte, ya trabajaba con mi primera cámara profesional y ya tenía taller en mi casa, en la calle Bueras por ahí cerca de la plaza Baquedano. En el año 1950 llegó Chamudes 9 , me llamaron para hacer trabajos de laboratorio para los fotógrafos que venían para la sesión del consejo económico de las Naciones Unidas en el Hotel Carrera. Él sabía de mí desde Buenos Aires,sólo hice trabajos para él porque era chileno. Se instaló en la calle Teatinos 666. Entre varios trabajos hice las ampliaciones de sus murales para una exposición enla Librería del Pacífico (primera cuadra de Ahumada). En ese tiempo también trabajé con Don Mauricio Amster 10 que en todas partes me lo encontraba, después fue profesor en la Escuela de Periodismo al igual que yo y nos hicimos muy buenos amigos, era el hombre más pesimista que he conocido. Amster fue el diseñador del espacio de la exposición de Chamudes, Romera 11 escribió un artículo diciendo que tenía que venir un profesional del exterior para mostrarnos aquí como se hacían los murales; no contestamos, no valía la pena contestar. Juvenal Hernández 12 y enero del 52’. Yo estaba trabajando con Chamudes el año ‘50 y también con Rafael Vera; trabajando con él se apareció como amigo el Secretario General de la Universidad de Chile don Abraham Pérez y vio lo que estaba haciendo, estábamos montando unas fotos grandes de un metro cincuenta por dos metros que tenían que ver con el Hotel Portillo y vio esto y dijo “esto debería existir en la Chile”, “usted debería trabajar con nosotros” y yo le dije que me gustaba lo que estaba haciendo y no me imaginaba estar trabajando en una institución. Después mandó a Roberto Montandón a conversar conmigo, fue a mi casa y me explicó lo que querían y que había conversado con Don Abraham Pérez y la necesidad de hacer cosas más monumentales para la extensión universitaria. Yo no me imaginaba trabajando en un laboratorio. Le dije que no, pero a fin de año ya terminando más o menos octubre, me va a ver de nuevo don Roberto Montandón: “Don Abraham Pérez quiere conversar con usted porque el Rector quiere que vaya a verlo para ver qué se puede hacer” y fui. En la Casa Central me estaba esperando para ir hablar con don Juvenal y ahí ese personaje tan grande empieza hablar de los programas de extensión, que necesita hacer exposiciones pero que no hay nadie en la Chile capacitado para hacer esas cosas y se ha enterado que yo podría. Me explicó que yo llegaría al Departamento Central de Foto y Cinematografía de la Universidad, como Jefe Técnico y me entregaría todo lo que necesitase y que ahí tiene dinero y le digo “bueno ya; me parece bien y cuanto ganaría yo”. Pensemos que en este momento recibiera un millón de pesos mensuales y me dice “mire, más o menos 450 mil pesos mensuales” y a mí se me vino el alma al suelo y es que con lo que estaba haciendo estaba bien y yo le dije “por ese sueldo le trabajo cuatro horas diarias”; es Retrato de Domingo Ulloa por Marcos Chamudes, abril de 1952, taller Teatinos 666. Colección personal de Domingo Ulloa, gentileza del propietario 22

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