Una proeza fotográfica Domingo Ulloa: imágenes del Ballet Nacional Chileno 1954-1967
Como dijera nuestro fotógrafo, los ensayos poco importaban a los coreógrafos y directores que seleccionaban imágenes según criterios de elegancia del movimiento o la mayor nitidez de los bailarines. La selección realizada por Ulloa se orientó por elementos compositivos, los conjuntos, el dinamismo (“que se vieran danzando”) y el efecto sensible que cada imagen le produjo al traer a su memoria recuerdos de toda índole respecto del momento en que estaba fotografiando, desde detalles de los trajes, los colores, problemas de montaje, a la presencia del director en escena, su pasión por un arte nuevo, la danza moderna de Uthoff, que lo capturó. De allí la riqueza de este material tanto para la historia de la fotografía en Chile como al estudio de historia de la danza, como dijera el propio Domingo Ulloa, tan difícil de recordar. Es por tanto, un ejercicio profundo, de resonancias del movimiento (en palabras de nuestros amigo musicólogo Rodrigo Torres) en niveles profundos de una memoria colectiva que se recompone lentamente y a la que esperamos contribuir como miembros de un concepto de Universidad al que nos convoca el viaje de Domingo Ulloa a un país de otro entonces y, desde la danza, a unas décadas cruciales en la historia del siglo XX en Chile y el mundo. Así lo muestran las imágenes: la confluencia de voluntades personales, de política universitaria y estatal; los avatares de los creadores y de las instituciones reflejadas en la abundancia o escasez de registros o información, las obras cruzadas por su propio tiempo, por el afuera social y el adentro de las obras. Los rectorados de Juvenal Hernández, Juan Gómez Millas y Eugenio González fueron claves para la Universidad de Chile y el país, las décadas de 1950 y 1960 son sinónimo de reformas y revoluciones culturales y sociales, de las que estas imágenes son parte no como documento tradicionalmente concebido sino que como el lenguaje que las representa en su experimentalidad y concepto. De este modo, en 1967 los giros del país hacen girar no sólo a la danza, sino que a la sociedad y los registros fotográficos también cambian de rumbo. Esta es parte de la historia de Domingo Ulloa como fotógrafo, pero no cualquier historia, pues fue contada en hermosas conversaciones frente a sus fotografías después de sesenta años de haberlas creado, los conminamos a ver, mientras miran las fotografías, a un hombre que tiene archivadas en su retina los momentos en que capturó las imágenes, que las busca con sus manos en posición de encuadre, que tímidamentes identificó este conjunto como su proeza fotográfica descrita bellamente como movimiento congelado y movimiento sugerido. Es una puerta a la profundidad cultural de nuestro país, un homenaje a la dignidad de una historia y un agradecimiento profundo de una institución a un gran maestro de la fotografía chilena que dedicara su talento a ella como compromiso ético con su país, una historia que esperamos poder transmitir como un relato entre generaciones al calor del fuego de un mismo hogar. 14
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