Ser-humano (cartografía antropológica)
— 96 — historiográfico monumentalista , de acuerdo con el cual se da lo que él descri - be como “efecto en sí”, que rompe con el clásico principio de causalidad 61 . De este último se desprende que nunca puede haber nada en el efecto que no esté contenido en la causa que lo provocó, es decir cuanto fuego = tanto humo , y ni una porción demás ni de menos. Pero en el orden histórico sucede que genera - mos imaginarios y ficciones, atribuyendo características rimbombantes a ciertos acontecimientos que nunca en el momento en que ocurrieron fueron así como lo que va tejiendo la posteridad y la historiografía. En este sentido, la historia del hombre moderno, y la historia de la humanidad en su conjunto, está también llena de tótem, pero a diferencia de los tótem del homo sacer , los del hombre como centro tienen cierto dejo de ficción (para no decir, como plantea lapidaria - mente Nietzsche, que definitivamente constituyen ficciones). Y justamente por este carácter ficticio que hay en esa remisión a cierto pasado, lo que claramente prevalece en el ser humano como centro es la flecha del tiempo y una mirada hasta tal punto obsesivamente dirigida al futuro que a la larga da lugar, desde la Revolución Francesa en adelante, a la imposición de modelos histórico-filosófi - co-políticos que pretenden, de una u otra forma, tener los acontecimientos futu - ros bajo control. Por lo demás, con independencia de ideologías que plantean un modelo histórico, en mayor o menor grado determinista, el ser humano como centro, con el sólo apoyo en el progreso, tiende a mirar únicamente la historia hacia delante, sin remisión a algún pasado. Mas, a la vez lo que hace posible esto es que esa mirada tiene que ser inevitablemente cortoplacista y se trata, por lo mismo, de una suerte de progreso parcelado – de aquí hasta allí y de allí hasta allá – ya que, de lo contrario, la mirada a largo plazo nos acerca nuevamente a alguna ideología con su trazado de fines últimos, de supuestos gobiernos de mil años, con ubérrimas y quiméricas propuestas. 4 Volviendo a la notable conciencia histórica de Descartes, que destacábamos más arriba, se valida nuevamente así la posibilidad de que la verdad del sujeto haya sido considerada por Descartes efectivamente como la primera, al menos diría - mos secuencialmente, en la secuencia cómo se le presentan las “ideas claras y distintas” a nuestra “inspección de la mente”. En el orden de las Meditaciones , primero se presenta la verdad del cogito y luego la verdad de Dios. En fin, las interpretaciones contrarias que se ponen en juego al respecto hablan nada más de lo controvertido que es este asunto. Pienso que lo mejor es dejar esto abierto, ya que únicamente así hacemos justicia a la radical transforma - ción que supone el paso del homo viator al ser humano como centro. Tengamos 61 F. Nietzsche, Vom Nutzen und Nachteil der Historie für das Leben (De lo conveniente e inconveniente de la historiografía para la vida) , en: Unzeitgemässe Betrachtungen (Contemplaciones intempestivas) , en: Sämtliche Werke (Obras completas) , vol. 1, München: Gruyter, 1988, p. 262. En adelante: NuN.
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