Ser-humano (cartografía antropológica)

— 85 — Destructio philosophiae y Avicena le responde con la obra Destructio destruc - tionis 53 . 2 El homo viator es también el que inaugura en la historia el tiempo lineal. En ello nos apoyamos nuevamente en Eliade (Mder, 41 ss., 82 ss.). Aunque la mentali - dad del homo viator sigue siendo arquetípica, como ya destacábamos, y en este sentido, se reproduce en él también el tiempo cíclico de un calendario litúrgi - co (navidad, epifanía, miércoles de ceniza, cuaresma, pascua de resurrección, pentecostés, mes de maría, día de los muertos) igualmente inaugura el tiempo lineal, a saber el que está determinado por el sentido de la historia como camino de salvación, preparándose para enfrentar el juicio final. El tiempo, y en rigor la flecha del tiempo, queda ahora trazado desde la revelación de Dios hasta el fin de los tiempos y el ingreso en la vida eterna. A su vez la salvación, la doctrina soteriológica judeo-cristiana, se apoya en la redención del pecado y ello a su vez supone el pecado original, es decir, asumir que el hombre es esencialmente pecador. Lo que es verdaderamente notable en ello es como con estos presupuestos y estos dogmas de fe el homo viator logra ordenar y darle una orientación y sen - tido al tiempo y la historia. Y, como se observa, la inauguración del mencionado tiempo lineal se da en un nivel espiritual, y ello se explica porque se juega aquí en definitiva la cuestión del sentido de la existencia. A diferencia de ello, el pos - terior hombre como centro le dará una base por sobre todo material al tiempo lineal, con apoyo en el progreso que comienza a verificarse en la modernidad, en la ciencia y en la técnica. Con el judeo-cristianismo, por lo tanto, deja de haber exclusivamente la mira - da hacia atrás del bogador que encuentra su orientación fijando un punto en el lugar desde donde partió (como el homo sacer ), sucediendo ahora el hecho verdaderamente sorprendente de fijar un rumbo como el capitán de un barco, mirando hacia delante. Pero, esta mirada hacia el futuro y el fin de los tiempos, como veíamos, va determinada por la tradición, por el acontecimiento funda - cional del Dios hecho hombre. En esta capacidad de darle un rumbo al futuro, a raíz de lo cual cada acontecimiento cobra precisamente sentido en la medida en que contribuye a mantener ese rumbo, y ello supone que se va en el camino de la salvación, se funda en gran medida el poder intemporal de la Iglesia que vela sobre el poder temporal del mundo. A propósito de ello, cabe destacar del homo viator , en contraste con las demás concepciones antropológicas, su capacidad sin igual de estructurar, articular, or - ganizar, administrar la sociedad, y por sobre todo de institucionalizarse, afirmar - 53 http://www.monografias.com/trabajos10/isla/isla.shtml

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