Ser-humano (cartografía antropológica)

— 77 — 6 El tránsito del mito al logos , suscitado por el hombre que se plantea ahora como animal racional, supone también un proceso de individuación, y junto con ello la constitución del sujeto y, en definitiva, del yo. Es evidente que al ir potenciándo - se la razón en el ser humano, contribuye esto a que nazca el sujeto y se inicie su proceso de individuación. Tengamos en cuenta que al homo sacer lo caracteriza - ba predominantemente un modo de ser gregario. En contraste con ello, desde el animal racional en adelante el hombre comienza a mirar el mundo y juzgarlo más desde su propia perspectiva individual y menos a través de la ranura de lo colectivo y lo que dicta la tribu o el Estado (teniendo en cuenta en ello también a las antiguas grandes civilizaciones –Egipto, Babilonia, Persia, y otras). Como hace notar Jaspers en La situación espiritual de nuestro tiempo , a lo largo del tiempo, como es natural, primero comenzarán a haber individuos preclaros –filósofos, profetas, estadistas– y luego este proceso de individuación se generalizará 39 . Es lo que sucede en particular en el periodo llamado por él “época axial”, en la que se echan las bases del pensamiento, de ideas y creencias, que en adelante ha - brán de marcar el rumbo de la historia 40 . Podríamos decir que el proceso de individuación va aparejado con el nacimiento de la ética, en el buen entendido de que entre ética y moral hay una diferencia fundamental. La moral atañe a las costumbres (de ahí también la raíz de la pa - labra – mores , costumbres). A diferencia de ello, la ética remite a un principio del sujeto –el ethos 41 . En griego hay la distinción entre e thos y ethos . Como ya decíamos el primero corresponde a un principio del sujeto, significando a la vez ‘carácter’ y ‘habitar’, mientras que el segundo –el ethos se refiere precisamente a las costumbres, como el latín, mores . Dentro de su obra sobre la conciencia, que corresponde a una de las primeras publicaciones fenomenológicas, H. G. Stoker destaca muy especialmente el daimon socrático, al cual Sócrates se refie - re principalmente en la Apología , como una de las primeras expresiones decisi - vas de la conciencia (DG, p. 10 ss.). Lo que está en juego aquí es la remisión de lo que Sócrates decide y hace a su daimon , que a la vez lo orienta en su vida. La relevancia que tiene para el filósofo el mencionado daimon es tal que incluso se relaciona directamente con su “muerte feliz”. Dice en la Apología que el daimon siempre se expresa a través de negativas, diciendo que no hagas esto o lo otro. Pero como hoy al partir de su casa a los tribunales para ser juzgado, justo no ha - 39 K. Jaspers, Die geistige Situation der Zeit , Berlin: de Gruyter, 1999, p. 18 ss. En adelante: GSZ. / Ed. Cast.: El ambiente espiritual de nuestro tiempo, trad. de Ramón de la Serna, Edit. Labor, Barcelona, 1955. 40 K. Jaspers, Vom Ursprung und Ziel der Geschichte (Del origen y meta de la historia) , München: Piper, 1959, p. 76 ss. Ed. cast.: Origen y meta de la historia , trad. de Fernando Vela, Barcelona: Altaya, 1998. 41 Cuando nos refiramos a este subrayaremos la letra ‘e’ de ethos ( e thos ).

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