Ser-humano (cartografía antropológica)

— 72 — de enfocar esto con un alcance semántico: si la filosofía, en tanto metafísica, se ocupa de lo más universal y esencial –el ser– esto más universal y esencial está representado también por otro nombre –Dios– y aunque sea nada más que en lo relativo al mero alcance de las palabras: los términos ‘ser’ y ‘Dios’ se cubren. Ello constituye un serio problema que concierne a la delimitación de ámbitos no sólo de la razón y de la fe, sino de la filosofía y de la teología. Pero, este proble - ma se agrava aún más desde el momento que reconocemos que aquello que el solo término ‘Dios’ supone, está ligado a lo que sería origen, causa, fundamento , como también finalidad . Es más, es decidor que la propia palabra ‘ratio’ (que concierne al animal poseedor de logos , de ratio , el animal racional) signifique tanto ‘razón’ como ‘fundamento’. Ello quiere decir en definitiva que Dios se pue - de presentar como fundamento del ser, lo que replantea naturalmente el pro - blema de la demarcación de los territorios de uno y otro. Y que Dios sea causa (primera causa), fundamento del ser, esto es así precisamente en Aristóteles. Es lo que se desprende de sus demostraciones de la existencia de Dios, tanto siguiendo la serie de las causas como de los motores, en lo que el filósofo aplica un criterio muy discutible de “no regresión al infinito”, ya que simplemente se declara como “evidente” ( délon ) la existencia de un primer principio: “Por lo demás, es evidente que hay un principio, y que no son infinitas las causas de los entes, ni en línea recta ni según la especie” 33 . Podríamos decir que es especialmente con Aristóteles que nace el “dios de los filósofos”, si bien para hacer justicia, éste ya ha nacido con el mismo fundador de la filosofía occidental: Jenófanes, en el que la crítica al antropomorfismo teo - lógico, la crítica al mito, está asociada a la vez con una determinada concepción de Dios, que claramente anticipa el motor inmóvil aristotélico, ya que estando en absoluto reposo, todo se mueve en torno a él: “Solamente un dios es el supremo, único entre dioses y hombres, ni en figura ni en pensamiento semejante a los mortales. Permanece siempre en el mismo lugar, sin movimiento, y no le conviene emigrar de un lado a otro. Sin esfuerzo hace vibrar al Todo, sólo por medio de su saber y querer. Todo él es ver, todo pensar y planear y todo él es escuchar” 34 . Como podemos ver, habla por sí mismo de lo que es el destino de la filosofía que el padre de la filosofía occidental que, ejemplarmente realiza el tránsito del mito al logos , encuentra la respuesta a lo que es, al ser de la plenitud, en Dios. El primero en reconocer claramente el problema de la confusión de ámbitos a que nos referimos y que supone esta marca teológica en el meollo mismo de la 33 Aristóteles, Metafísica , Edic. trilingüe con trad. de Valentín García Yebra, Madrid: Gredos, 1970, 994 a1 ss. En adelante: AM. 34 http://www.webdianoia.com/presocrat/jenofa_text.htm

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