Ser-humano (cartografía antropológica)
— 70 — porque es lo originariamente bueno y bello. Y eso es a la vez lo que siempre es , que no llega a ser ni deja de ser, que no aumenta ni disminuye, permaneciendo siempre igual. El bien es por sí mismo, autó tó agathón . Sin embargo, no po - demos decir qué es el bien, dado que éste está “más allá del ser”, epékeina tés ousías . He aquí un rasgo teológico-negativo, en este caso en Platón, que influirá en la concepción plotiniana del “uno”, respecto el cual nuevamente cabe decir más bien lo que no es. En Los grandes filósofos Jaspers destaca por de pronto que Platón emplea por primera vez el vocablo ‘filosofía’ con su sentido más propio y que lo define de una vez y para siempre. Marcando un contrapunto con el homo mensura de Pro - tágoras (“el hombre es la medida de todas las cosas”) dice Jaspers, a propósito del saber que está en juego en la filosofía: este es un saber “cuya medida no es el hombre, sino que él mismo es la medida del hombre” DgPh, p. 259). Y como se trata justamente de este saber, agrega Jaspers que en razón de ello la pregunta tiene que quedar abierta si acaso él es enseñable y comunicable. El mencionado saber corresponde a la vez a la suprema virtud ( areté ); en este sentido sólo la areté que se relaciona con saberes específicos es enseñable y comunicable. Al mismo tiempo este saber es un saber de la verdad y, desde esta perspectiva, ésta es una verdad inconmensurable, hacia la cual apunta todo diálogo que, por lo mismo, tiene que terminar en aporía . Sócrates le dice a Filebo en el diálogo que lleva su nombre: “Tenemos que hacernos conciudadanos de aquello que se nos muestra como lo más verdadero” (DgPh, p. 264). Y más adelante también Sócrates, diciendo algo similar al homologein (del hacerse uno con el logos ) del aforismo 50 de Heráclito: “Si Ustedes me quieren seguir, tienen que preocupar - se poco de Sócrates, sino más bien de la verdad” (ib.). En la misma dirección se trata del diálogo como arte catártico; en él hay posiciones que se enfrentan y contradicen, pero “la verdad no es nunca contradicha” (DgrPh, p. 268). En definitiva, en Platón y Sócrates encontramos aquella concepción de la verdad como algo inconmensurable que nos envuelve y cada diálogo es nada más que un intento de aproximarse a ella. Ello constituye un adelanto inicial de las con - cepciones de la verdad y del ser de Jaspers y Heidegger. Según leemos en ¿Qué significa pensar? para el filósofo de Friburgo, Sócrates sería “el más grande de los pensadores” porque supo mantenerse en el “tiraje del ser” ( Zug des Seins ), expresión que hace juego con el viento y su tiraje propio 32 . 32 M. Heidegger, Was heisst denken?, Tübingen: Niemeyer, 1961, p. 52. En adelante: WhD. Edic. cast.: ¿Qué significa pensar?, trad. de Raúl Gabás, Madrid: Trotta, 2005.
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